Las bodas religiosas suponen menos del 16% del total de matrimonios en La Rioja
Las celebraciones eclesiales, pese a un repunte tras la pandemia, continúan perdiendo presencia ante el auge de opciones civiles
Las bodas religiosas se están convirtiendo en una 'rara avis' dentro del mundo de las celebraciones y quizás tenga que tirar de memoria para recordar ... la última unión eclesial a la que acudió. Ese esfuerzo no resulta nada extraño, puesto que su número decrece anualmente mientras se eleva el de matrimonios civiles.
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística ponen cifras a esa percepción: cinco de cada seis matrimonios que se contrajeron en 2023, el último analizado, no fueron religiosos. Mientras que 925 parejas de riojanos se decantaron por las múltiples posibilidades laicas que se ofertan para darse el 'sí, quiero' (juzgados, ayuntamientos o notarios) solo 176 se acercaron al altar para leerse los votos. Es decir, el 16% de las 1.101 uniones registradas.
En 2020 fue cuando los matrimonios tocaron fondo, tanto los religiosos (59) como los civiles (541). Las restricciones por el coronavirus provocaron que muchas parejas retrasarán sus planes de boda durante meses. Y esas postergaciones acabaron engrosando las estadísticas del año 2022, cuando el INE registró 225 bodas religiosas. Pero ese repunte vuelve a desvanecerse: solo en el citado 2020, con las ya citadas 59 bodas, y en el aún pandémico 2021, con 148, se celebraron menos uniones por el rito católico que en 2023.
La secularización de la sociedad es la principal causa de este cambio sociológico. Pero también la presencia de más personas de diferentes religiones, la diligencia en los trámites, las segundas nupcias o incluso que las ceremonias civiles resulten más dúctiles para los contrayentes, que pueden organizar una boda más participativa y personal.
«Preocupa el matrimonio»
El rito y la tradición han perdido muy rápidamente el paso y la situación inquieta en el seno de la Iglesia. «Estamos preocupados por la evolución actual del matrimonio y de la familia, ya que en la misma proporción que aumenta un modelo de institución matrimonial secularizado, han ido en aumento las rupturas, la problemática conductual de los hijos, la desestructuración familiar y la preocupante bajada de la natalidad», explica Víctor Manuel Jiménez, vicario de Pastoral.
Sirve como ejemplo la comparación de dos años con unas cifras de matrimonios casi idénticas. En 2010, el primero de esta serie del INE, se registraron 1.126 uniones en la comunidad, apenas 25 más que en 2023. Pero la distribución fue radicalmente diferente. En 2010 las bodas civiles ganaban, pero por muy poco, a las religiosas: 592 (un 52,6%) frente a 534 (un 47,4%). En 2023 las religiosas no llegaban a ese 16%.
La diócesis para «promover la vocación del matrimonio» va a ofrecer un nuevo itinerario a las parejas «para ayudarles a conocerse y comunicarse mejor, madurar en su relación afectivo-sexual y motivar los valores cristianos de la familia», explica Jiménez. «El objetivo es proponer las bases sólidas de la institución matrimonial, ya que de ella depende el futuro de la familia y el éxito de la sociedad», argumenta.
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