La automoción y el vino son los sectores que más preocupan a la economía riojana
El crecimiento del PIB en un 3,3% el año pasado, por encima de la media nacional, refuerza «el dinamismo y la fortaleza» de la región en un difícil contexto geopolítico
En el futuro vuelven a divisarse nubarrones a pesar de que el periodo más reciente ha sido positivo para la economía riojana y eso le puede servir de impulso para ser «una de las comunidades más dinámicas y con mayor fortaleza» para afrontar el nuevo escenario comercial y geopolítico, que otra vez se antoja incierto y en esta ocasión principalmente por el impacto de las medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos y su presidente, Donald Trump.
El año 2024 se cerró con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en la comunidad del 3,3%, una décima por encima de la media nacional y en línea con los ejercicios precedentes. Pero las expectativas para este 2025 «son menos halagüeñas», reconoció el decano del Colegio de Economistas de La Rioja, Ernesto Gómez Tarragona, por esa incertidumbre comercial y empresarial que ya se está manifestando a cuenta de «los aranceles» porque, añadió, «se notan dientes de sierra».
En su intervención durante la presentación del noveno número de la revista 'Economía Riojana' que edita la entidad financiera Ibercaja con la colaboración del Gobierno regional, el Colegio de Economistas y la UR, Gómez Tarragona también incidió en las principales preocupaciones que hay en la comunidad y habló de dos actividades empresariales. En primer lugar, la automoción, con una industria auxiliar «importante en La Rioja –aunque «somos la única región sin un centro de producción de vehículos», recordó– y que sigue afectada por la crisis que tienen los fabricantes de coches»; supone un 8% del PIB y emplea a casi 7.500 trabajadores. En segundo lugar está el sector del vino, que es clave en la economía pero que está sufriendo una crisis de ventas por la caída del consumo.
«El kit de supervivencia empresarial debe tener un plan financiero riguroso, otro de contingencia, inversión e información»
José Ángel Pérez
Director territorial de Ibercaja
En el otro lado de la balanza, el que proporciona las mayores alegrías, se sitúa el sector servicios «que tuvo un buen comportamiento», dijo el decano, pero todavía «tenemos margen de maniobra para crecer». La Rioja recibió en 2024 casi 1,9 millones de visitantes, un 6,2% más que el año anterior, que se gastaron casi 320 millones de euros, un 4,8% más que en 2023.
Las exportaciones también volvieron a sonreír a la economía regional y, en este sentido, el consejero de Hacienda, Alfonso Domínguez, destacó la fortaleza del comercio exterior «que nos hace ser competitivos a la hora de vender en todo el mundo». Las empresas riojanas «tienen gran capacidad de resiliencia» y el Gobierno regional «seguirá apoyando como socio estratégico para facilitar su expansión a nuevos mercados».
«La expectativa para 2025 es menos halagüeña por la incertidumbre que hay con los aranceles, ya se notan dientes de sierra»
Ernesto Gómez Tarragona
Decano de Colegio de Economistas
En un momento donde las relaciones comerciales con Estados Unidos son más convulsas por el asunto de los aranceles, el profesor de Economía Financiera de la UR Eduardo Rodríguez Osés cree que «la menor exposición de la economía riojana» hacia el gigante norteamericano –dos tercios de los productos y servicios van a la Unión Europea– es una buena noticia, así como «unos mercados asiáticos emergentes y en los que habrá que seguir trabajando».
Eduardo Miranda, experto de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja, hizo un análisis del contexto internacional y en la zona euro «el crecimiento del PIB mostró leves mejoras durante 2024. La creación de empleo, incluso con un ritmo más contenido, se ha acompañado de modestos aumentos en la productividad, manteniendo el paro en mínimos históricos», detalló.
«Tenemos una fortaleza comercial exterior que nos hace ser competitivos, las empresas exportadoras son muy resilientes»
Alfonso Domínguez
Consejero de Hacienda
Por último, el director territorial de Ibercaja, José Ángel Pérez, recomendó a las empresas tener un «kit de supervivencia» que debe incluir cuatro elementos; un plan financiero riguroso para que las compañías tengan liquidez a seis u ochos meses o créditos; un plan de contingencia que analice escenarios adversos, favorables o normales «para tomar decisiones más rápidas si se pierden mercados, clientes o proveedores; un plan de inversión; y otro de continuidad de negocio que asegure información a las personas para su tranquilidad.