Por una cabeza
El monumento en Logroño obra de Gibert, recompuesto por Infante tras ser decapitado por los facciosos, el busto de Benlliure y el mausoleo del mismo escultor que los liberales erigieron en el madrileño Pabellón de los Ilustres son tres de las obras de arte que inmortalizaron a Sagasta
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agasta y su cabeza han dado muchas vueltas a lo largo de los años. El hombre, mientras vivió, por su deriva política,y la testa, ... después de muerto, por ser la de un personaje capital del liberalismo progresista. El vergonzoso episodio de su estatua en Logroño, 'desterrada' al otro lado del Ebro durante la Guerra Civil, decapitada por los facciosos y, rehabilitada tiempo después, no hace sino contar la convulsa historia de la conquista de las libertades en España. El arte queda como testimonio.
El actual monumento del prócer en la capital riojana tiene, pues, el cuerpo original obra de Pablo Gibert (de 1891, todavía en vida de Sagasta) y la cabeza encargada después (en 1955) al artista local Jesús Infante. Este tomó como referencia decenas de grabados, óleos y fotografías del modelo, la moldeó en su taller, mandó a fundirla en Madrid y la soldó con mimo para recomponer el bronce que hoy domina la Glorieta.
Sagasta ha sido retratado a través de la fotografía, la caricatura y, por supuesto, a través del arte. Grandes pintores como Ignacio Suárez Llanos (1877) o José Casado del Alisal (1884), entre otros muchos, firman los magníficos óleos que se conservan en el Congreso de los Diputados. Yrecientemente el Museo de La Rioja ha adquirido un cuadro de José Nin y Tudó, destacado retratista mortuorio, que será expuesto en breve.
Pero el artista más vinculado a Sagasta es el escultor valenciano Mariano Benlliure, esposo de la cantante jarrera Lucrecia Arana. Su relación fue de estrecha amistad. En 1902, hacia el final de la vida del político, Benlliure lo inmortalizó. El periodista Natalio Rivas, con el fotógrafo Franzen, aprovechó los posados en el estudio para entrevistarle y publicar posteriormente la biografía 'Sagasta, conspirador, tribuno y gobernante'. Al menos el Instituto de Estudios Riojanos en Logroño y el Espacio Sagasta en Torrecilla en Cameros poseen copias de ese impresionante busto, cada una con matices que las hacen únicas. Dignas cabezas de Sagasta.
A su muerte, Benlliure fue escogido para erigir el mausoleo en el Pabellón de Hombres Ilustres, el cementerio cívico madrileño en Atocha. 'Los liberales, a Sagasta' se lee en el sepulcro esculpido en mármol. En la cabecera, una figura femenina cierra un libro que evoca a la historia. A los pies, la soberanía del pueblo está personificada en un hombre con los evangelios, símbolo de la verdad, y una espada con la justicia grabada en la empuñadura y la paz en forma de rama de olivo. Pero lo que destaca en la obra, una de las más elogiadas de su autor, es la estatua yacente del propio Sagasta, portando el Toisón de Oro, su condecoración más preciada. Sobre el mármol blanco, reposa, con los ojos cerrados, la cabeza. Al fin descansa en paz el viejo pastor camerano.
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