Un aeropuerto de 20 años con muchos retos pendientes
Una breve historia por los hitos (y tropiezos) de Agoncillo
El 12 de mayo de 2003, José María Aznar, entonces presiente del Gobierno, tuvo el privilegio de inaugurar el aeropuerto de Agoncillo. Una semana más ... tarde, un vuelo regular entre el aeródromo riojano y Barajas inauguraba una infraestructura que prometía convertirse en seña de identidad de la región. Eso fue hace 20 años. Desde entonces, todos los gobiernos regionales han tratado de dar vida a la mortecina instalación. Sin éxito aparente. Porque los ambiciosos planes no se han materializado.
En 2004 se habló de una conexión con Londres gracias a Ryanair, pero nada más se supo (bueno, en 2015 volvió a aparecer el asunto con idéntico final). También se fijó un vuelo a Barcelona que, guadianescamente, se mantuvo hasta 2019 (irregulares también han sido las conexiones con Madrid). Sí que llegaron los chárteres (destinos como Palma o Canarias ampliados estivalmente o en puentes) que han apañado las vacaciones a muchos riojanos pero no han dado continuidad a Agoncillo. También una compañía que apareció y desapareció en una convulsa y fugaz historia.
Mientras, en los despachos se mantenían los planes: en 2008 se comenzó a hablar del consorcio para el desarrollo del aeropuerto (en 2014 se puso en marcha el Comité de Coordinación Aeroportuaria) con idénticos resultados. Antes de la pandemia llegó la petición de la Obligación de Servicio Público (OSP), exigencia que se mantiene sin resultados aparentes. Y en 2021 se puso sobre la mesa una escuela de vuelo y una terminal de carga que se diluyeron. Ahora, aunque no sea cosa de aviones, Agoncillo se prepara para una inversión de 15 millones de euros para instalar un parque solar. Igual la rentabilidad del aeropuerto estaba en el suelo.
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