«Es un problema muy difícil de solventar»
Los institutos emplean todos los recursos de que disponen para que los alumnos con faltas acudan a clase
Un poco antes de llamar a tres familias para hacer un seguimiento de los alumnos que, a pesar de sus faltas, «van viniendo» al instituto, ... la profesora técnica de Servicios a la Comunidad en el Departamento de Orientación del IES Práxedes Mateo Sagasta, Mónica Martínez, da cuenta de la intensa labor de los tutores, de la jefatura de estudios y del citado servicio para paliar el absentismo.
«Tenemos varios casos en seguimiento diario, en los que luchamos como centro –en esta labor los tutores y los equipos docentes ejercen una labor fundamental– para que aquellos alumnos que tienen faltas y que van viniendo, acudan a clase», asegura. Con todos ellos, apunta Martínez, «invertimos todos los recursos necesarios para que sean capaces de acudir al centro sin necesidad de enviar un expediente de absentismo». Una acción que, sin embargo, no emplean en el instituto «hasta que no veamos que todo lo que hemos probado no funciona».
Porque, a pesar de que desde el centro ya han enviado tres casos de absentismo a Educación, «hay alumnos que están mejorando y acudiendo más a clase, por lo que creemos que las medidas que estamos aplicando están haciendo que una buena parte del estudiantado que presentaría un perfil absentista acuda a clase». En primero y segundo de la ESO es donde hay más absentismo y, por eso, han solicitado a Educación la implantación del programa Reconecta «para facilitar el éxito escolar». Y todo porque, a través de esta iniciativa que pretende evitar el absentismo, «se hace un seguimiento muy individualizado de cada uno de los alumnos en el que se ve qué factores son los que les impiden acudir a clase, y se habla con las familias para que expliquen cómo ven a sus hijos».
Las causas son muy diversas: desadaptación al centro, desánimo, factores culturales...Tutores, jefatura y el Departamento de Orientación luchan para evitar el absentismo
Los motivos, en cualquier caso, son muy diversos, ya que «pueden ir desde una desadaptación al centro, a la falta de nivel, o a las relaciones con los compañeros, si bien hay situaciones que consienten y justifican ciertas familias», advierte. En este sentido, el jefe de estudios adjunto del IES Tomás Mingot, Gustavo Valbuena, apunta que absentismo «siempre ha habido, hay y habrá». «Hay familias a las que les interesa poco la educación de sus hijos o excusan las faltas, por lo que la responsabilidad debe recaer en los padres», sostiene. En el caso concreto de este instituto, ya han detectado «tres o cuatro» casos en lo que va de curso. «Podríamos tener siete perfectamente, pero no los tenemos porque desde el Departamento de Orientación se hace una labor fantástica para que vengan unos días u horas y entren, poco a poco, en el hábito de asistir a clase».
Desde el IES D'Elhuyar, su directora, Rebeca Fernández, reconoce que hay «más ocupación» que preocupación por el absentismo, todo debido a que «hay mucho trabajo detrás de cada expediente, ya que cada caso lo tratamos de manera diferenciada y personalizada». En total, han tramitado 20 casos este curso, de los que «unos cuantos ya se han cerrado». En parte, debido a la «minuciosa labor» de tutores, el Departamento de Orientación y jefatura, pero también por la educadora social, que disponen desde finales del curso anterior «para abordar los expedientes más complicados, ya que permite que vengan los alumnos con mayor complejidad y dificultad». Porque, a pesar de que cada caso es distinto, influye «el desánimo, que hace que no se sientan con fuerzas para venir; la desmotivación, porque ven que se quedan fuera del sistema educativo; o factores culturales, porque no consideran la educación como algo importante».
Educadora social
Por eso, desde el IES Valle del Cidacos de Calahorra, donde han detectado doce casos, «trabajamos muchísimo para evitar el absentismo desde tutoría, jefatura de estudios, orientación y dirección, porque es un problema muy difícil de solventar». Desde febrero, como explica su directora, Adela Fernández, cuentan con una educadora social para abordar el problema, si bien, reitera, «es muy complicado porque, a pesar de la orientación que les podemos dar y la labor de la educadora, influyen factores familiares y culturales». En cualquier caso, los tutores, la jefatura de estudios y el Departamento de Orientación de cada centro luchan para evitar esta problemática.
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