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La duquesa revolucionó Ezcaray

Cayetana se desplazó hace cuatro años a la localidad riojalteña para escuchar el pasodoble taurino que el director de la Banda Municipal de Música ‘Santa Cecilia’, Luis María Monge, le compuso, de título ‘Cayetana'

javier albo

Jueves, 20 de noviembre 2014, 11:03

La duquesa de Alba visitó Ezcaray hace cuatro años para recibir el pasodoble taurino que el director de la Banda Municipal de Música Santa Cecilia, Luis María Monge, le compuso, de título Cayetana. Y lo recibió arropada por el cariño, los aplausos, besos y abrazos de los varios cientos de personas que se acercaron a la iglesia de Santa María la Mayor para ver de cerca a la más noble entre las nobles protagonista, a su pesar, de la prensa rosa, que se dejó querer y atendió a todos, periodistas incluidos, con concisión en el hablar pero siempre con su característica sonrisa en la boca.

«Merece la pena venir a verla», señaló aquel mes de julio una vecina que llevaba en la plaza desde las 11.30 horas. Un Volvo la dejó a pie de plaza, donde fue recibida, en primer lugar, por Luis María Monge y su mujer, Burgo. Muchos buscaban con la mirada al elixir de la nueva juventud que le hacía mantenerse joven a los 84 años que tenía entonces. Todos esperaban ver a Alfonso, pero Cayetana venía sin compañía masculina, siempre al lado de Maribel Bermúdez de Castro, una de las fundadoras de la peña Las majas de Goya.

"¡Guapa!"

El público rompió en un aplauso cuando la duquesa hizo acto de presencia, y se escuchó algún que otro «¡guapa!». Cayetana de Alba abrió la mayor de sus sonrisas y se acercó hasta las personas que ocupaban las vallas instaladas en los accesos al templo, repartiendo manos, recibiendo besos y abrazos, fotografiándose con todos. Un asedio sólo interrumpido por los organizadores del acto, no por ella. El recibimiento se completó con la interpretación de la jota de Santa Bárbara por el Grupo Municipal de Danzas, una de cuyas niñas le entregó un ramo de flores. Después, Cayetana de Alba acudió a saludar a las trajeadas autoridades que habían acudido a recibirla. Ella vestía un pantalón vaquero, una chaquetilla negra de la que se despojó nada más llegar y una escotada camiseta de flores. «Parece una hippy», se escuchó.

Allí estaban el alcalde de Ezcaray, Jesús Garrido, y los corporativos; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Rioja, Ignacio Espinosa; el fiscal jefe, Juan Calparsoro, el director general de Cultura, Javier García Turza; el secretario general del PSOE de La Rioja, Francisco Martínez Aldama; Monserrat Bañares, por el PR; el comandante militar de La Rioja, José Ramón García de Vicuña; el comandante de la USAC, José Antonio de Pérez Marrodán y otros.

A su entrada a la iglesia, la duquesa fue recibida, además de con nuevos aplausos, con la interpretación del Canticorum Jubilo, de Hendel, por la coral Víctor Monge Bengoa. Gerardo Hernando dio la bienvenida a todos los presentes, tras lo cual el director de la coral, Julio Valgañón, entonó el Ave María compuesto por Víctor Monge. El concierto de la coral y Banda de Música se completó con música de The Beatles, la nana Sueños para Carlota, la jota Virgen de Allende y con el estreno del pasodoble Cayetana. A su término, Luis María Monge entregó las partituras originales a la duquesa, y ésta se dirigió al público.

«No hay palabras para agradecer este homenaje tan único y tan inesperado», dijo. «Muchas cosas he recibido en esta vida, gracias a Dios, pero nunca se me ocurrió que iba a tener un pasodoble». Cayetana aludió a su afición a los toros, «una fiesta nacional que nunca debe morir porque es parte de España». También elogió la obra y el recibimiento dispensado. «Mi corazón, con toda mi alma, está con este pueblo maravilloso y con su gente, única. Podéis estar orgullosos de lo vuestro», dijo.

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