Los testigos de la despoblación alzan la voz
El sector agrario se moviliza harto de escuchar supuestos compromisos políticos con los pueblos, ante la pérdida de rentabilidad de las explotaciones e, incluso, ante el desprestigio de su propia imagen
ALBERTO GIL
Domingo, 2 de febrero 2020, 09:28
Arranques de frutales por falta de rentabilidad, fuego bacteriano, plagas de fauna silvestre que destrozan sembrados y cosechas, seguros cada vez más caros por el ... cambio climático (sequías, heladas, pedriscos...), producciones que dependen exclusivamente de las ayudas para mantener la mínima rentabilidad, descontrol de la cadena de valor alimentaria, acuerdos comerciales con países que siguen criterios de cultivo (incluidos los laborales) mucho más laxos y baratos... Son algunos de los retos que aprietan al campo riojano y español, a su rentabilidad y a una población profesional cada vez menor y más envejecida.
El sector agrario ha decidido movilizarse, con gravísimos problemas en Levante por los cítricos, en toda Andalucía por el hundimiento de precios de la cosecha olivarera, y, en general, con cultivos de frutas y hortalizas con los que apenas se cubren los costes de producción. En La Rioja, el vino, como no, sujeta en gran parte la 'furia' campesina, aunque las complicaciones del comercio internacional -el 'American First' de Trump- hacen que los principales compradores de vino en granel de las cooperativas hayan decidido congelar el mercado hasta ver qué pasa con las heladas de primavera, lo que no augura buenos precios para la uva este año 2020 si no hay incidencias climáticas que mermen la producción.
El agricultor y, por supuesto, el ganadero extensivo, acorralado por los lobos, los costes y las sequías y cuya presencia es cada vez más testimonial en la sierra, viven al filo de la navaja, mientras los representantes políticos redoblan sus promesas de acción contra la despoblación rural, contra el desequilibrio territorial de las que cada vez duda más el campo riojano: «En elecciones vienen todos los políticos y siempre con soluciones teóricas, pero luego no hay ninguna práctica», advierte Eduardo Pérez Hoces, presidente del sindicato agrario ARAG-Asaja. Entre otras cuestiones, Pérez Hoces denuncia la extraordinaria diferencia de precios agrarios en origen y los que realmente afronta el consumidor: «¿En qué parte del viaje del camión al supermercado queda el 500% de diferencia que hay en muchos productos?».
«¿En qué parte del viaje del camión al supermercado se queda el 500% de lo que cobra el productor?»
Eduardo Pérez ARAG-Asaja
«Hay ayudas millonarias para grandes empresas vitivinícolas que están usando para comprar tierras»
Óscar Salazar UAGR
«La situación del ganadero es dramática y hemos perdido la batalla mediática con los ecologistas»
Tomás Latasa UPA
El presidente de ARAG-Asaja reclama en este sentido un observatorio de precios «real» y medidas efectivas para redistribuir el propio valor de la cadena: «Cuando protestamos se nos habla de leyes que lo impiden, pero esas mismas normas no impiden exigirnos cultivar de acuerdo a unos estándares de calidad, ecológicos, sanitarios, responsables y laborales, que luego no cumplen otros países con los que se firman los acuerdos comerciales». «La consecuencia es clara -continúa-, o vendes el tomate por debajo de tu coste de producción o no puedes competir con esas producciones de fuera». Pérez Hoces lamenta asimismo la imagen que se ha trasladado del agricultor como responsable del cambio climático, incluso maltratador de animales y receptor de subvenciones: «Con internet y con turismo no hay repoblación, sólo es posible con agricultores y ganaderos, especialmente estos últimos que son los que sostienen y mantienen los montes para que luego los disfruten los turistas».
«La movilización es un poco consecuencia de todo», explica Óscar Salazar, presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UAGR). Salazar no oculta que escuchar a todos los partidos políticos que están muy preocupados por la despoblación rural no le saca del escepticismo: «Sin agricultura y ganadería no hay mundo rural y sin rentabilidad no hay jóvenes y sin jóvenes no hay futuro». El presidente de UAGR no teme por la agricultura y la ganadería en sí, pero sí por los pueblos y por las explotaciones familiares: «La actividad quedará en manos de grandes compañías y empresas que estarán explotando las tierras mientras les convenga, pero sin las familias no tenemos nada».
Las ayudas y su destino
Salazar es muy crítico con lo que está ocurriendo con el reparto de las ayudas europeas: «Tenemos encima la reforma de la PAC, con recortes de fondos, pero lo que hay que hacer es comprobar quién está percibiendo las ayudas». En este sentido, lamenta lo que está sucediendo con el Plan de Apoyo al Sector Vitivinícola Español (PASVE), con millonarias ayudas a la inversión en bodega y en promoción en terceros países: «No hay más que entrar en el buscador del FEGA y se puede ver que son grandes compañías las que se están llevando millones de euros que luego invierten en comprar tierras para echar a pequeños agricultores agobiados por la rentabilidad escasa de sus explotaciones». «El sistema no es justo -continúa- y quienes gobiernan lo saben y no lo cambian». Por cierto, que Salazar también aclara: «La subida del SMI no nos molesta; en La Rioja el pago está por encima del salario mínimo para las faenas agrícolas, pero está claro que para pagar más también hay que tener oportunidad de ingresar más».
Tomás Latasa, secretario general de UPA, comparte con los otros líderes sindicales el diagnóstico de la situación actual del campo, pero incide en el caso de la ganadería extensiva: «La situación es dramática y, además, la batalla mediática con los ecologistas está perdida». «El ecosistema -continúa- se regula gracias a los ganaderos y este mismo año en La Rioja hemos tenido 600 ovejas muertas por ataques y ningún lobo abatido».
El secretario general de UPA lamenta «la ignorancia de muchos que se llaman ecologistas y viven en la ciudad» y también «el desconocimiento de los políticos»: «Nos estamos rigiendo -continúa- por leyes que hacen quienes, como mucho, van al pueblo algún fin de semana; tenemos graves casos de falta de flexibilidad urbanística para fomentar la instalación de jóvenes por ejemplo».
Latasa recuerda que «en los Picos de Europa ya están pidiendo que vuelvan los ganaderos» y justifica las movilizaciones del sector agrario: «Nos estamos jugando la producción propia de alimentos porque la ganadería y la agricultura continuarán, pero no la familiar, la que hemos tenido hasta ahora, y que ha dado vida o mantenido los pueblos».
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