La gran incógnita de la paz: cómo garantizar que Rusia no vuelve a invadir Ucrania
El envío de tropas de paz como garantía de seguridad abre un debate sobre cuáles, cuántas y bajo qué bandera
En la guerra de Ucrania, todos aseguran desear la paz. Eso sí, no coinciden en cómo lograrla: Vladímir Putin plantea la capitulación de Kiev, Donald ... Trump quiere un acuerdo de paz, y los líderes europeos que integran la Coalición de los Valientes arropan a Volodímir Zelenski en su exigencia de un alto el fuego como punto de partida para las negociaciones. No obstante, todos –incluso Putin– coinciden en un punto: en palabras de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, «hay que garantizar que esto no vuelva a suceder».
La duda está en cómo diseñar y articular garantías que resulten aceptables tanto para Ucrania como para Rusia. «Tenemos que ver quién hace qué», apuntó Trump el lunes. Ucrania exige que se detalle este punto antes de dar más pasos porque desconfía de Rusia, y lo hace con razón: ambos países, junto a Estados Unidos y el Reino Unido, firmaron en 1994 el Memorando de Budapest y se comprometieron a «respetar la independencia y soberanía, con las fronteras actuales, de Ucrania» a cambio de su renuncia al arsenal nuclear que obraba en su poder.
Dos décadas después, Putin anexionó Crimea a Rusia sin que hubiese mayor respuesta que la de sanciones económicas, convirtiendo el memorando en papel mojado. Por eso, la posibilidad de que Moscú pueda ofrecer garantías en forma de documento jurídico, como la promulgación de leyes que prohíban una nueva invasión, se rechaza de plano por los ucranianos. Al fin y al cabo, el principal temor en el país invadido es que la paz que se pueda llegar a firmar sea efímera.
La carta china
La garantía que Zelenski considera más disuasoria es el despliegue de tropas de paz. Que luzcan la rosa de los vientos de la OTAN parece fuera de toda discusión, ya que Moscú lo rechaza «categóricamente». Y ayer Trump ya avanzó que tampoco habrá soldados estadounidenses en Ucrania, por lo que todo apunta a una fuerza europea con un objetivo exclusivamente defensivo, casi como escudo humano. Ante esta disyuntiva, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, propuso el lunes «una cláusula de seguridad colectiva que permitiría a Ucrania beneficiarse del apoyo de todos sus socios, incluido Estados Unidos, listos para tomar medidas si es atacado nuevamente».
Teóricamente, Rusia pensará dos veces si le compensa matar soldados de socios de la OTAN, razón por la que, de momento, no tiene intención de aceptar la presencia de soldados extranjeros en el país vecino. No obstante, países como China se han mostrado dispuestos a participar si se hace bajo el paraguas de Naciones Unidas. En su contra juega que los 'cascos azules' no hayan sido precisamente eficaces en su labor y no gocen de la mejor imagen.
Otros tipos de garantías
En el caso de que se opte por ese despliegue de tropas, otra de las decisiones más importantes que tendrán que tomar los países que las aporten será su número. Porque un contingente disuasorio debe ser también numeroso. Y enviar decenas de miles de militares a Ucrania tiene un costo sustancial, sobre todo si se alarga en el tiempo. Un destacamento pequeño, por otro lado, apenas puede jugar una labor testimonial, aunque el carácter observador tampoco es desdeñable.
Otras garantías pueden ser políticas y económicas. Por ejemplo, Zelenski ha reiterado en varias ocasiones que el acceso de su país a la Unión Europea lo es, y los aranceles secundarios con los que Trump amenazó a Putin –y que no llegó a imponer– también pueden ser disuasorios en el caso de que se acuerde su aplicación automática en caso de una violación del tratado de paz.
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