El mejor discurso de Biden

Hace cuatro años comencé mi presidencia en una América dividida, después de que el Congreso sufriera una insurrección y algunos cuestionaran injustamente el resultado de las elecciones. Hemos aumentado la confianza en nuestras instituciones y en nuestros jueces. Hemos conseguido aprobar legislación pionera para atraer a las mejores empresas de cualquier país, proteger nuestros empleos y reducir la dependencia de los países que no comparten nuestros valores. Prometí una política exterior para la clase media y acelerar en la transición hacia una economía más verde y más innovadora.

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Hoy Estados Unidos ha vuelto al mundo y nuestras empresas lideran la revolución tecnológica. Nuestra energía es más demandada que nunca, al tiempo que hemos vuelto a trabajar para frenar las consecuencias del cambio climático. El desempleo está en mínimos históricos y hemos puesto la inflación bajo control. El Gobierno federal sigue luchando para proteger el derecho de la mujer a decidir y el derecho a no sufrir discriminaciones de los que llegan a nuestro país buscando una vida mejor, mientras mejoramos la seguridad de las fronteras. Atraemos el mejor talento global, de aquellos que ven en nuestro país el mejor sitio para emprender, investigar, invertir y luchar por sus sueños.

Hace ocho meses anuncié mi decisión de volver a presentarme a las elecciones en 2024. Lo hice sobre todo movido por el deber de derrotar de nuevo a un candidato, Donald Trump, que se ha convertido en una amenaza para la democracia. Hoy sin embargo os comunico que no seré el candidato demócrata, precisamente para asegurar la victoria y la continuidad de las ideas que guían mi presidencia. El momento de dar un paso atrás, cuidar mi salud y disfrutar más de mis siete nietos llegará para mí el próximo noviembre.

Hasta entonces serviré como presidente con total dedicación y apoyaré al candidato demócrata a la presidencia que elija mi partido. Hace cincuenta y dos años fui elegido miembro de la Cámara de Representantes. No puedo imaginar un honor superior al de servir tantos años a esta gran nación, en el Congreso y en el Gobierno. Soy ante todo un ciudadano de Estados Unidos, orgulloso de lo que hemos construido con esfuerzo y fe a lo largo de la historia. Tengo enorme confianza en el futuro si sabemos trabajar juntos. Dios os bendiga y Dios bendiga a América.