La «escuelita de terror» de México: peleas a muerte y torturas con cerdos hambrientos
Diez narcos han sido condenados a 141 años de prisión por los crímenes cometidos en el rancho Izaguirre de Jalisco, utilizado como campo de exterminio de 1.500 personas
Hornos crematorios clandestinos y restos humanos. Esto es lo que hallaron las autoridades mexicanas en el rancho Izaguirre. Bautizado como «la escuelita del terror», el ... Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) -considerado uno de los grupos delictivos más atroces en la historia del país- utilizaba la instalación como un centro de confinamiento, adiestramiento y exterminio. Un tribunal del país azteca ha condenado a 141 años y tres meses de cárcel a diez narcos por su implicación en estos hechos.
La sentencia imputa a los procesados los delitos de «desaparición cometida por particulares», «desaparición cometida por particulares agravada» y «homicidio calificado». En un comunicado, la Fiscalía de Jalisco añade que los jueces han establecido una indemnización de 1,3 millones de pesos mexicanos, al cambio 59.615 euros. «El tribunal decidió fijar una de las condenas más altas por este delito, luego de encontrar culpables a los diez acusados por todas las conductas y sus agravantes», ha manifestado el Ministerio Público, al tiempo que ha reiterado su compromiso «incansable» para «combatir la impunidad en los casos donde se denuncie la desaparición de personas».
La Policía mexicana destapó el caso del rancho Izaguirre, ubicado en la localidad de Teutchitlán, en septiembre de 2024, después de que una patrulla se desplazara al lugar tras recibir llamadas alertando de disparos en la zona. Entonces se desató un tiroteo antes de que las fuerzas del orden lograran reducir y detener a los diez sospechosos. Asimismo, en las instalaciones encontraron un cadáver y a dos personas que habían sido secuestradas. Tras registrar la hacienda más a fondo, los investigadores hallaron hornos crematorios y otros restos humanos.
El Gobierno explicó que el cártel reclutaba a jóvenes con falsas ofertas de empleo como guardias de seguridad, ofreciendo sueldos de 12.000 pesos (550 euros) a la semana. Cuando llegaban al rancho, permanecían incomunicados durante su formación física y de manejo de armas, con el objetivo de ser integrados en la estructura de la organización.
Peleas a muerte
«Llegábamos a la central de autobuses y nos ofrecían trabajos bien pagados, pero nada era como decían», contó uno de estos jóvenes, que logró escapar, según recoge el periódico 'La Verdad'. Este medio ha revelado que el entrenamiento se dividía en tres fases. En la inicial les obligaban a los «reclutas» a pelearse a muerte entre ellos y aquellos que no resistían eran asesinados o morían por las condiciones extremas en las que se encontraban. Otros testimonios incluyen el canibalismo en estas pruebas de iniciación. El segundo paso era el campo de batalla. Los que superaban la primera etapa eran enviados a zonas de conflicto para participar en enfrentamientos reales. Por último, los supervivientes eran adiestrados por exmilitares colombianos y 'kaibiles' -soldados de élite del ejército de Guatemala-.
«Si la librabas ahí, te mandaban a la guerrilla… si llegabas a salir de ahí, ya pasabas al segundo nivel», relató el superviviente. Los que soportaban estas prácticas eran obligados a cavar fosas, colocar una base de piedras y ladrillos, y luego incinerar con gasolina los cuerpos de los asesinados.
«Los cerdos te comían»
La periodista Carmen Aristegui habló con una mujer que había conseguido huir del rancho y que cifró en 1.500 las personas que habían muerto durante los tres años que el rancho Izaguirre permaneció activo. Entre los métodos de tortura descritos, destaca que cuando los prisioneros eran descubiertos llorando los carceleros los arrojaban a un corral de cerdos hambrientos. «Te tenías que hacer bolita, porque si no los cerdos te comían», explicaba una víctima.
Algunas declaraciones apuntan que en «la escuelita de terror» también hubo niños, que eran utilizados para experimentos médicos a cargo de doctores del CJNG. «Yo buscaba la manera de matarme, pero no podía, porque no nos daban armas. Si decíamos que nos queríamos ir, nos mataban».
Dentro de las notas encontradas en este sitio, fue ésta, algo sencible y realmente este chico existe o existió, es triste ver como terminan estas historias. pic.twitter.com/QyYSYmnaPz
— Guerreros buscadores de jalisco (@GuerrerosJalisc) March 8, 2025
Entre las pertenencias halladas en el rancho Izaguirre se encontró una carta de despedida: «Mi amor si algún día ya no regreso, sólo te pido que recuerdes lo mucho que te amo. Y digas se me fue mi enojón, berrinchón y celoso. JGL. Eduardo Lerma Nito, 2 de mayo del 2003, Cortázar, Guanajuato».
El fiscal general de México, Alejandro Gertz Manero, ha reconocido la existencia de «años de impunidad» en el caso del rancho Izaguirre. «No podemos aceptar que haya habido un nivel de impunidad por tantos años en esa zona sin que haya una respuesta de justicia muy clara y muy precisa».
En el país norteamericano hay actualmente 125.287 personas cuyo paradero se desconoce, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, con información desde el siglo XX. La gran mayoría de estos casos, más del 90%, corresponden a hechos ocurridos a partir de 2006, y no se tiene noticia de 60.000 ciudadanos desde 2016.
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