«Me gusta el trato con la gente»
Carlos Aranda | Hostelero en el Camino de Santiago ·
El logroñés decidió hace dos años situar su 'food truck' en el tramo entre Navarrete y Nájera donde ofrece a los peregrinos desde bocadillos a bebidas isotónicas o un vinoTodo comenzó hace casi una década, cuando el logroñés Carlos Aranda observó que en el Camino de Santiago, en el tramo entre Navarrete ... y Nájera, prácticamente no había bares para los cansados peregrinos en su ruta hacia Santiago. Y después de varias idas y venidas, finalmente hace dos años se instaló -tiene dos furgonetas, la Pinchoneta y la Camineta- en el término de Sotés, a poco más de cuatro kilómetros de Navarrete, junto a la Autovía 12.
Desde abril a finales de octubre Aranda instala desde primera hora de la mañana (6 horas) su 'food truck', en el que ofrece bocadillos de todo tipo, barras energéticas, frutas, zumos, bebidas isotónicas o vinos, etcétera. Gran conocedor del Camino, los meses de mayor actividad reconoce que son mayo y septiembre. Sin duda. Y son los meses de más extranjeros. Coreanos, brasileños, alemanes o ingleses, que Aranda atiende con amabilidad en su oasis particular. Nadie tiene prisas y disfruta del alto en las mesas de camping que el hostelero instala al lado de su furgoneta.
En esta época, los peregrinos coinciden con todo el movimiento que genera la vendimia: tractores que van y vienen por los caminos de Sotés, Ventosa, Hornos... Muchas historias guarda Aranda en su cuaderno de bitácora. Anécdotas diarias que hacen su trabajo una delicia. A su juicio, el peregrino no cuenta con un perfil determinado. «Son mil caracteres distintos porque son diferentes culturas, distintos países, diferentes motivaciones para hacer el Camino. Hace poco pasó un peregrino de 88 años. Espectacular. Pero también ves muchos niños e incluso pasan bebés cuyos padres llevan en carro. Eso es lo bonito», enfatiza.
Entre abril y octubre instala su 'food truck' desde las seis de la mañana en Sotés
«Hace poco pasó un peregrino de 88 años. Espectacular. Pero también ves muchos niños e incluso pasan bebés cuyos padres llevan en carro. Eso es lo bonito»
Toda la diversidad del Camino invita a Aranda a hacer el Camino. Pero deberá aplazar ese sueño, de momento, por obvios motivos laborales. Entre las anécdotas que el empresario recuerda con más cariño está la de un peregrino colombiano, un campesino muy humilde que le dio estudios a su hijo. En agradecimiento, el chaval, ya con un buen trabajo en Estados Unidos, dio a su padre una gran cantidad de dinero para que realice el Camino. Un dinero que se dejó por accidente en un albergue. El sobre fue pasando de mano en mano peregrina hasta que el dinero fue entregado al hombre. «El señor me narraba la historia emocionado», recuerda. «Me gusta mi trabajo, el trato con la gente. Disfruto mucho».
En un mes, se alejará del Camino aunque sus 'food trucks' se podrán ver en eventos desperdigados por la región.
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