Los aranceles de Trump dejan un agujero de 3.000 millones en la automoción europea
Volkswagen y Volvo son las que más sufren las tasas comerciales en Estados Unidos, mientras BMW mantiene su previsión pero sufre por China
Menores volúmenes de ventas por los aranceles. Ese es el balance que ha dejado la errática política comercial del presidente estadounidense Donald Trump en los ... resultados corporativos de las grandes automovilísticas europeas en el primer semestre del año. El encarecimiento de las operaciones transatlánticas por los gravámenes comerciales que ha impuesto el líder republicano al sector entre los meses de enero y junio se ha saldado con un agujero de casi 3.000 millones de euros para Volkswagen, Volvo, Mercedes-Benz y Stellantis.
Casi todos los grupos automovilísticos han detallado en sus últimas cuentas el golpe que las tasas a las exportaciones de sus vehículos o componentes hacia EE UU han supuesto en sus beneficios e ingresos antes del pacto comercial. El país norteamericano es uno de los clientes más importantes para la industria automovilística alemana y un mercado clave para la economía europea. En 2024 se vendieron casi 16 millones de vehículos ligeros en esta geografía frente a los 10,6 millones de turismos y todoterrenos que se comercializaron en toda la Unión Europea ese mismo año, según las cifras recopiladas por Marklines y la patronal de fabricantes europeos ACEA.
Por grupos, el más perjudicado en la primera mitad de este ejercicio ha sido Volkswagen. La casa alemana que también integra a Seat/Cupra, Audi y Porsche ha reportado un impacto de 1.300 millones de euros por los aranceles. Las ventas en EE UU entre enero y junio han caído un 9,8% y el beneficio neto atribuido se ha reducido un 37% en el primer semestre respecto al mismo intervalo de 2024.
Un mercado clave
Otras firmas como Mercedes-Benz, Stellantis o Aston Martin también han visto caer sus beneficios y han recortado previsiones ante un mercado clave. La germana ha cuantificado el impacto en 362 millones de euros tras haber visto reducir su beneficio neto un 57% de enero a junio. Stellantis -que concentra al otro lado del Atlántico marcas como Chrysler, Jeep, Dodge/RAM además de las europeas Fiat, Alfa Romeo o Peugeot- ha reportado pérdidas de 300 millones por los gravámenes y ha actualizado su estimación del impacto para 2025 a 1.500 millones.
Volvo registró un deterioro no monetario -que no implica una salida directa de efectivo- de 1.017 millones de euros por los retrasos en sus lanzamientos y por la imposición de aranceles que afectan tanto a los modelos fabricados en Europa y exportados a EE UU como a los producidos en China y destinados al mercado europeo.
La situación es distinta para BMW, que sufre más por China que por el gigante americano, donde sus ventas se han desplomado un 15,5%. «El debate arancelario está algo exagerado», afirmó su CEO, Oliver Zipse, tras presentar resultados, insistiendo en que la compañía sigue presionando para lograr mecanismos de compensación que equilibren exportaciones e importaciones. Pese a no especificar las consecuencias de las tasas en sus números, sí prevé una caída de 1,25 puntos porcentuales en los márgenes de su División de Automoción debido al aumento en las tarifas a sus exportaciones.
También en España
A tenor de estas cifras, la elevada integración de la industria española con la cadena de suministro automovilística alemana también augura un impacto en nuestra economía. España vendió en 2024 piezas a EE UU por valor de 1.021 millones -fue el octavo mayor comprador de componentes españoles de automoción-, y comercializó piezas por casi 4.000 millones a Alemania, gran vendedor de coches a EE UU.
El acuerdo comercial entre Bruselas y Washington ha dado certeza a las firmas del sector en el Viejo Continente después de que el arancel del 25% sobre las importaciones de automóviles -autos de pasajeros y camionetas ligeras- así como de ciertas partes automotrices haya quedado quedado finalmente reducido al 15%.
Desde Coface, la aseguradora que gestiona el riesgo de impago de las exportaciones, consideran que con el pacto comercial se ha evitado lo peor, pero advierten de que «se trata de un acuerdo desequilibrado que debilita la competitividad europea» en un momento en el que la industria lucha por mantenerse competitivo frente a la embestida china y a los elevados costes de la transición al coche eléctrico.
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