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Marc Márquez (i) y Andrea Dovizioso, en el circuito de Buriram. AFP
La rivalidad con Dovizioso hace crecer aún más a Márquez
MotoGP

La rivalidad con Dovizioso hace crecer aún más a Márquez

En Tailandia el español y el italiano ofrecieron otro duelo más, con hasta once adelantamientos en cuatro vueltas, y en las últimas cinco carreras han sumado exactamente los mismos puntos, 106

BORJA GONzÁLEZ

Buriram (Tailandia)

Lunes, 8 de octubre 2018, 19:15

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«He de reconocer que, en el último año, he analizado las carreras que he compartido con Dovi y he aprendido mucho de la manera que él las gestiona», había explicado Marc Márquez en la jornada previa al inicio del Gran Premio de Tailandia. Una cita que terminó ganando el domingo en una intensa carrera con mucha igualdad, con momentos tácticamente muy intensos y con una preciosa pelea final con su gran rival de los últimos dos cursos, Andrea Dovizioso, escoltados ambos esta vez por la Yamaha de Maverick Viñales, que aguantó también un último intento a la desesperada de Valentino Rossi de quitarle el podio.

En cualquier caso, si a alguien le hubiesen preguntado antes del inicio del Mundial 2017 por un duelo que podía marcar los siguientes meses, iba a ser el de Márquez y el italiano de Ducati. Ambos han dejado disputas de alta intensidad, las que marcan las rivalidades que pueden entrar en la historia, como la de las últimas curvas de Austria y Japón, esta segunda bajo la lluvia, o la de la curva final de Buriram (Tailandia) este fin de semana, con más de 100.000 entusiastas espectadores poblando las tribunas del Chang International Circuit.

«El año pasado y éste he tenido grandes batallas con él y son bonitas porque siempre llegan a la última curva», señaló un satisfecho Márquez después de cumplir con la ceremonia del podio. «Los dos lo damos todo hasta el último metro. Esta es la forma buena de pelear, siempre con respeto, pero tenemos estilos de pilotaje y motos diferentes, con puntos fuertes cada uno, y esto provoca que nos podamos batallar y pasarnos tanto el uno al otro. Hoy (por el domingo) estuvieron cambiados los papeles, porque yo hice de Dovi y el de Marc. Estuvo muy cerca de conseguir ganarme en la última curva con un 'block pass', pero pude parar la moto en los últimos metros y girar, exactamente como hizo él conmigo en Austria el año pasado», añadió el español. Porque a Márquez le está engrandeciendo Dovizioso. Ya en 2017 mostró una versión más cerebral, aunque en algunas ocasiones terminaba frustrado las carreras. En este se mira en el espejo del italiano para enfocar las situaciones que se pueden dar el domingo, lo que le permite disfrutar de esa parte táctica de la competición, sobre todo cuando las cosas le salen bien.

«Gusta recibir las felicitaciones de un campeón como él. Es bonito verle exaltarse tanto por una victoria contra mí: estamos poniendo en problemas a un seis veces campeón del mundo», reconoció por su parte Dovizioso, un piloto que muestra una gran seguridad desde que se convenció de que podía pelear de tú a tú contra Márquez. «Estoy de acuerdo con Marc. Nuestro estilo es una razón y las características de nuestras motos, otra, y esas dos cosas juntas crea esta gran diferencia. El estilo de la Honda es ágil y agresivo, ideal para el estilo de Marc. Mi estilo es más relajado, pero es también porque la Ducati lo requiere. No puedes pilotar la Ducati como lo hace Marc ni la Honda como lo hago yo. Tenemos unas grandes batallas de esta manera». Unas luchas que están siendo muy frecuentes desde el regreso del parón de verano, con la carrera de la República Checa, con un punto de inflexión en el rendimiento de Dovizioso con la Ducati, en un frente de la categoría reina en el que también ha estado involucrado el ausente en Tailandia por lesión Jorge Lorenzo. «He de reconocer que Andrea me podía haber ganado también en Tailandia, pues está haciendo un gran campeonato y un trabajo extraordinario con Ducati; lástima de los errores cometidos al inicio de Mundial», destacó Márquez. Un reconocimiento por parte del líder de MotoGP a la diferente versión de su rival que se ha encontrado desde ese fin de semana en Brno, una vez que los dos, desde esa carrera, han sumado exactamente los mismo puntos: 106 de 125 puntos posibles en esos cinco grandes premios.

«En crisis»

«Este año empezamos con el cambio del reglamento sobre los alerones y nos tuvimos que adaptar a esto y necesitamos unas cuantas carreras. Los neumáticos se están comportando de manera algo diferente y nos hemos tenido que adaptar. Hemos conseguido sacar nuestro verdadero potencial desde Brno en adelante. Ya desde Le Mans éramos muy fuertes, pero con altibajos, pero a partir de Brno hemos conseguido mejorar ciertos pequeños aspectos y desde ahí hemos logrado esos puntos», había comentado Dovizioso el jueves para explicar ese mal inicio de campeonato en el que falló más de lo esperado, después de haberse impuesto a Márquez por 27 milésimas de segundo en la cita inaugural de Losail (Catar). «Yo creo y espero que eso que nos ha hecho fallar este año y que nos ha hecho competitivos ahora, nos sirva para el próximo año. No se puede tener todo. Estoy convencido de que los errores nos han forzado a mejorar, nos han metido en crisis pero nos han hecho trabajar bien y llegar a esta situación», analiza el italiano, obviamente ya con un ojo en 2019 (un discurso que empieza a extenderse, por ejemplo, en boca de Yamaha, o incluso dentro de Honda viendo la diferencia que aún tiene su moto en aceleración con respecto a la Ducati). Porque 2018 está visto para sentencia.

La próxima semana, en el circuito de Motegi (Japón), propiedad de Honda, Márquez puede sellar su quinta corona de la clase reina, lo que le colocaría al nivel de Mick Doohan y con sólo Rossi (siete títulos) y Giacomo Agostini (ocho) por delante en el histórico del Mundial de motociclismo. Para esto le vale con quedar por delante de Dovizioso, o justo pegado a su rueda si pelean a partir del quinto puesto. «¿Tú crees que estaremos fuera de podio? Muy difícil…», contestó el piloto español al serle planteada la matemática a partir de los puestos de honor. Una aseveración basada en la seguridad de que, hasta el final, va a tener rival en la pelea por las carreras. Lo del Mundial es ya otro cuento.

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