Hugo Renedo, el riojano que vuela con el viento
El joven de Albelda se ha proclamado campeón de España de Kitesurf en la categoría más extrema, el Big Air, con apenas un año y medio de experiencia
En Albelda no hay mar ni nada que se le parezca, pero en sus calles reside el actual campeón de España júnior de kitesurf. Él ... es Hugo Renedo y a sus 15 años se ha labrado un nombre en la modalidad más extrema y espectacular de este deporte, el Big Air; aquella en la que los riders vuelan con la tabla hasta los veinte metros de altura, desafiando al viento y la gravedad con sus acrobacias imposibles. Apenas lleva un año y medio practicándolo, pero este riojano tuvo claro desde un principio que su hábitat natural estaba entre los azules de la costa. «La primera vez que me puse de pie sobre la tabla sentí que era mi deporte. Noté que tenía algo distinto, que podía destacar», cuenta con una mezcla de orgullo y humildad.
Su idilio con el kitesurf comenzó en casa. Su padre, aficionado al windsurf, fue quien le abrió la puerta a este mundo durante un día de playa en Santander. Las primeras horas de práctica se desarrollaron en la arena, aprendiendo a manejar la cometa. Después, llegó el momento de lanzarse al agua para quedar prendado por este deporte desde el minuto uno. Desde entonces, todo ha ido muy deprisa.
Pronto Santander se le quedó pequeño. Allí el viento era suave, ideal para principiantes, pero insuficiente para quienes buscan volar más alto. Explorando diferentes alternativas cercanas a La Rioja, Hugo junto al apoyo fiel de su familia, decidieron que el pantano de La Loteta, en Zaragoza, donde el cierzo sopla con fuerza, era la opción perfecta. «Santander estaba bien para empezar, pero ya me aburría. En Zaragoza entran 40 o 50 nudos y eso me ayudó mucho a progresar», asegura.
En apenas un año y medio, Hugo ha pasado de principiante a campeón. Ganó el título autonómico de Aragón, probó suerte en el Mundial de Freestyle de Tarifa -donde fue octavo- y ahora ha levantado el Campeonato de España en su modalidad favorita: el Big Air. «Lo que más me gusta es la sensación de volar. Cuando saltas, vas a mucha velocidad y te quedas suspendido en el aire, son emociones que no te da ningún otro deporte. Te sube la adrenalina y no piensas en el riesgo», relata con entusiasmo.
Detrás de su éxito hay muchas horas de viaje y sacrificio. Durante el curso escolar, Hugo organiza su semana para poder entrenar varias veces en Zaragoza. En verano la exigencia es aún mayor ya que se instala largas temporadas en Tarifa, la Meca del viento, donde llega a entrenar hasta once horas diarias en el agua, alternando clases avanzadas con práctica libre.
La suya es una carrera que avanza muy rápido y que empieza a llamar la atención entre adeptos al kitesurf. Ya tiene los primeros patrocinios, algo esencial en un deporte costoso, que exige material de alto nivel aunque es su familia la sigue acarreando la mayor parte de sus gastos. Pero lo económico no es lo único difícil ya que los kilómetros también pesan.
Vivir en Albelda, a cientos de kilómetros del mar, significa desplazarse constantemente. Por eso Hugo tiene claro que «lo más probable es que en un par de años me mude a Tarifa. Si quiero seguir creciendo necesito estar allí, donde las condiciones de viento son perfectas y puedo entrenar todos los días», relata.
En La Rioja su historia sorprende a muchos ya que no es común encontrar campeones nacionales de deportes acuáticos en una tierra sin costa, pero esto es algo que, según él, podría cambiar con los años. «Hay pantanos como el de La Grajera o El Perdiguero en Calahorra donde se podría practicar más, pero todo está muy limitado. El kitesurf no contamina, no daña, y muchos niños podrían engancharse si se apoyara un poco más», lamenta.
Mirando al futuro, Hugo sueña con seguir compitiendo y consolidarse en el circuito internacional. En 2026 dará el salto a la categoría sub-19, donde se enfrentará a rivales mayores y más experimentados buscando la clasificación para el próximo Mundial de Big Air.
Mientras tanto, en su pueblo y en toda la comunidad, la historia de este adolescente ya inspira admiración. Un chico de 15 años que, con apenas un año y medio sobre la tabla, ha demostrado que no hace falta tener mar para ser el mejor kitesurfista júnior de España.
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