El Racing acaba con la UDL B en un partido en el que sí sabía cómo jugar

El Racing Rioja se enganchó de nuevo a la zona alta de la tabla al derrotar a la UD Logroñés B, que hasta ayer no había perdido, por 3-0 tras un partido en el que fue superior porque supo en todo momento cómo jugar y no cometió errores. El filial, sin embargo, mostró la cara más heterogénea de un filial en todo su concepto futbolístico.

El equipo de Blas Terroba ganó la partida a su oponente antes de saltar al campo. Entró en él mucho más motivado y centrado. En doce minutos ya ganaba por 2-0 merced a su tensión y a los errores de un rival que, aunque acusaba bajas en su formación, no tenía excusa posible. Adrián y Calvo los reflejaron en el marcador.

Con ese resultado, el Racing no tuvo problema en darle el balón a la UDL B. Fútbol paralelo, sin llegada y sin variantes. El cuadro local formó en campo propio, con la zaga adelantada y sin espacios entre líneas. Ahogó por completo a los hombres de Josean García, que tampoco encontró y puso en escena variantes para cambiar el rumbo del encuentro. Así, el Racing pudo aumentar incluso su renta antes del descanso gracias a la reiteración en el error de su rival y su capacidad para robar y salir rápido. No lo hizo y no tuvo que lamentarlo.

Y si bien comenzó el partido el Racing, bien lo reanudó porque a los cuatro minutos Calvo marcaba el tercero a la salida de un saque de esquina que no lo fue y en que el asistente cometió un grave error cuando la jugada se desarrollo a menos de cinco metros de distancia. No fue nada fino el arbitraje, aunque el filial no debe caer en él para excusarse.

Con 3-0 el partido estaba cerrado. Merodeaba más la UDL B el área de Heras, pero era un riesgo asumible. Los visitantes carecen de juego exterior, aunque más tarde lo intentaran con Álex y Pablo, pero sin más efectivo en el área que Thiao. Poco argumento para romper a un rival experimentado y que había trabajado mucho mejor el partido. Sergio García disparó en el minuto 59. Primer intento entre los tres palos. Sintomático. Poco después lo hizo Lapeña. Apareció Heras.

Llegaban mejor los jóvenes. Blas Terroba sabía lo que estaba en juego, porque entre ambos había seis puntos. Puso en liza defensa de cinco a falta de doce minutos y con tres goles de ventaja. Tampoco supo qué hacer la UDL. Partido para olvidar o para recordar. Siempre según quien lo analice.