Dos colores, dos equipos, una pasión

Llegar a Las Gaunas ya expresaba la diferencia entre un domingo cualquiera y un sábado diferente, en el que además el Athletic jugaba en Logroño después de 28 años de ausencia. Calles cortadas, controles policiales y largas filas en las puertas de acceso del recinto, sobre todo en el fondo sur a pesar de que las puertas se abrieron a las 19.00 horas. Y más allá de los prolegómenos, de un largo día, ambiente espectacular con las gradas llenas.

Con los jugadores en vestuarios, la grada ya entró en juego. Cánticos logroñeses. Eran muchos más los blanquirrojos que los rojiblancos, aunque en las gradas se dieran cita más seguidores bilbaínos que los 1.300 que llegaron con entradas desde Bilbao. La salida al campo de la UD Logroñés provocó el segundo grito masivo, porque el primero llegó para acompañar el anuncio del once inicial local. Había ganas, aun sabiendo de la inferioridad futbolística. Es la Copa. Bufandas al viento rojas y blancas, más allá del orden. Dos colores, dos equipos, pero una única pasión, la que se siente por el propio club y la que genera el fútbol en esta incierta Copa del Rey que tanto gusta a todos.