Dover
Servicio muy cómplice y trato familiarEsta cafetería apuesta por una carta pensada para compartir y donde destacan las raciones, los bocadillos y las hamburguesas
V. Ducrós
Sábado, 29 de noviembre 2025, 09:45
La palabra familia contempla varias acepciones en el Diccionario de la Lengua Española. Así, en primer lugar, se define como un «grupo de personas vinculadas ... por relaciones de matrimonio, parentesco, convivencia o afinidad». Pero, de manera coloquial, el término se emplea también para referirse al «grupo de personas relacionadas por amistad o trato». Y en Logroño hay un lugar que ha sabido aunar estas dos acepciones de manera magistral, el Dover.
Y, paradójicamente, para llegar a Dover hay que pasar primero por Oriente. Porque Miguel Alberdi y sus hijos Daniel y Susana y Ángel Monasterio, marido de ella, compartieron durante siete años experiencia en este último establecimiento (Oriente), que se encontraba en la calle Bretón de los Herreros 34, donde hoy está el Café Bretón. «Todos nosotros nos dedicábamos a la hostelería, pero nunca habíamos tenido local propio. Nos metimos en la aventura, porque queríamos tener algo que nos diera más seguridad en la vida», reconoce Monasterio.
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¿Dónde se encuentra? En el Parque San Adrián, 3.
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Horario De lunes a domingo, de 9 de la mañana a 2 de la madrugada (horario de cocina, de 12 a 16 y de 20 a 24 horas)
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Teléfono de reservas En el 941 51 03 87.
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Página web. https //cafeteriadover.com/
Y así, en 2005, surgió la posibilidad de coger el Dover, en el Parque San Adrián. «Al principio lo pasamos un poco mal», admite. Porque la idea para llevar a cabo este negocio familiar pasaba por una oferta más de terraceo, con copas, batidos naturales y combinados. «Pero enseguida nos dimos cuenta de que había que dar un giro radical a este concepto», añade.
Y pese a contar con experiencia en hostelería, eran neófitos en ofrecer servicio de comida. Ahora, en cambio, abarcan todas las franjas horarias, desde los desayunos de la mañana a las cenas y copas de la noche, con una propuesta donde priman raciones y platos pensados para compartir. «Tenemos bocadillos, raciones, tapas, platos combinados y, bajo reserva, menús concertados para grupos», enumera. Porque la carta del Dover cuenta con una amplia variedad de pinchos y raciones, desde las tradicionales patatas bravas y la ensaladilla rusa, a sus embuchados con pimientos Marnal o a sus cazuelitas de oreja de cordero, de torreznos o de bacalao ajoarriero con gambas. También cuenta con opciones muy diversas de sándwiches, hamburguesas y bocadillos. «Les gusta mucho a nuestros clientes pedir, por ejemplo, una ensalada y luego en función del número que sean unas raciones y todo para compartir».
Trabajan bastante bien los platos combinados y ahora, ante la llegada de las Navidades, han preparado dos menús especiales para grupos. Uno de 40 euros, con cuatro entrantes para compartir y siete segundos, con postres caseros; y otro de 50 euros, que cuenta con platos más elaborados para compartir –Selectiun Kurado de Wagyu, flor de salmón ahumado Gimar con ensalada de wakame y bocados de bacalao Giraldo rebozado y salsa sweet chily–, cuatro segundos y postres caseros.
La pandemia marcó un antes y un después en este establecimiento, que ha visto rejuvenecer a su clientela. «Hemos pasado de un público de 40 a 55 años a que predominen los jóvenes de entre 20 y 30. Nos dimos a conocer mucho tras la pandemia y eso ha sido un punto a favor». Pero también, reconoce, han cambiado los hábitos en las dos décadas que llevan con el local. «La gente apuesta por el tardeo, por eso damos ahora muchas más comidas. Antes, por ejemplo, se llevaban más las cenas de empresa, ahora son casi todo comidas».
En marzo de este año reabrió sus puertas tras una reforma que le ha aportado un aire más fresco al local
El 7 de enero de este año cerraron sus puertas para acometer una cuidadosa reforma –reabrieron sus puertas el 19 de marzo–, que les ha permitido optimizar el espacio y darle un aire mucho más fresco al local. «Nuestro comedor cuenta con una capacidad para cien personas, pero tenemos también una terraza climatizada, que podemos utilizarla durante todo el año, también en los meses de frío».
El éxito de Dover radica en cuidar al cliente como uno más de la familia. «Tratamos de hacer siempre una cocina de buena calidad, a un precio comedido. Y creo que el éxito está en la buena disposición que tenemos y el buen servicio cercano que damos. Tenemos un trato muy cómplice con los clientes». Y, sobre todo, abren sus puertas a grandes grupos, como los deportivos, que tienen más problemas para encontrar un sitio para comer. «Aquí nos llaman hasta equipos de fuera cuando vienen a Logroño a jugar un torneo. Nos cuesta decir que no a nadie».
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