El Aceite de La Rioja se va de fiesta

Varias almazaras y trujales riojanos acudieron a la convocatoria de la DOP para poner a la venta en la muestra su producción. Además, ofrecieron la posibilidad de probar su caldo sobre uno de los productos que también forma parte del ADN riojano, el pan sobao de La Rioja, y con el que el aceite ayer tuvo una convivencia perfecta.

Recorrer los diferentes stands de la feria permitió ir reconociendo las diferencias entre el aceite de variedades conocidas como picual, royuela, redondilla, arbequina, empeltre e incluso la griega koroneiki en una clase magistral sobre uno de los principales protagonistas de la dieta mediterránea y por extensión, de la pujante gastronomía riojana. El aceite es un aliado indispensable de la culinaria local y cada vez es un bien más preciado por el consumidor.

Además, el sector cada vez cobra más fuerza en la región, a la vez que también la Denominación de Origen Protegida se refuerza. Actualmente, existen en La Rioja 700 olivicultores, 13 empresas elaboradoras, se comercializan 70 marcas diferentes de Aceite de La Rioja y se producen 500.000 litros de aceite a partir de los 2,5 millones de kilos de aceitunas.

Pese al lamento generalizado ante los malos resultados del año 2022 y los peores augurios de cara a la próxima campaña («el cambio climático está mermando las cosechas. La producción está bajando mucho por la falta de agua», aseguran en la DOP), y a que en el punto de venta, el aceite vive un incesante ascenso de su precio «por el continuo crecimiento de los costes de producción», según explicó la presidenta del Consejo Regulador, Clara Espinosa, «La Rioja está apostando por la calidad y la diferenciación para tratar de ser competitivos en los mercados» y es por eso que la presidenta de la DOP considera que son más necesarias que nunca jornadas como la de ayer –bajo el slogan de '¡Qué vida! Aceite de La Rioja, toma pan y moja'– en las que se ponga en valor el aceite y se acerque a los ciudadanos en una labor que tiene mucho de pedagógica.

La Rioja ha apostado por el carácter diferencial de su aceite apoyándose en las variedades autóctonas con las que se trabaja –desde hace varios años– en la almazara experimental de La Grajera. Ese trabajo de investigación ha dado lugar a unos aceites de 'coupage', pero también a caldos monovarietales a partir de variedades locales en muchos casos recuperadas (merced al trabajo silencioso de los técnicos que desarrollan su labor en la almazara) después de años de práctico abandono.

En esta línea, la presidenta del Ejecutivo regional –que visitó la muestra junto a la consejera de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Territorio, Eva Hita– explicó que «se está trabajando para ser un referente nacional e incluso internacional de algo tan riojano como es la oliva y el aceite». Para Concha Andreu, «ser los mejores en un sector como ocurre en La Rioja con el vino, no quiere decir que debamos dejar de trabajar en el resto o que los otros no puedan ser también buenos. El aceite es un ejemplo perfecto de ello».

La presidenta del Gobierno de La Rioja ahondó en la relación del aceite y el vino (dos de los estandartes del campo riojano) y apuntó que «ambos son sinónimo de civilización, y ambos están ligados a los recursos de esta tierra».

Andreu defendió además que «los poderes públicos tenemos la oportunidad y responsabilidad de promover una cadena alimentaria justa en precio, más saludable y sostenible social, económica y medioambientalmente, en la que el Aceite de Oliva Virgen Extra de La Rioja es uno de los integrantes indispensables y símbolo indiscutible de la dieta mediterránea y de nuestra gastronomía riojana excelente, saludable y deliciosa».