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Esther Lorente se enamoró de la casa donde inauguró hace dos años y medio su restaurante, Taberna Bizarra. Era una casa modernista de finales del ... siglo XIX, que en un primer momento quería destinarla a alquiler de grupos grandes, porque veía necesario dotar a esa zona (Santa Eulalia Bajera) de un alojamiento de esas características, ya que la oferta solo contemplaba casas pequeñas. Sin embargo, la pandemia desbarató esa idea inicial y se adaptó a las nuevas peticiones de quienes visitaban esa parte de Rioja Oriental, por lo que proyectó en ella habitaciones dobles o familiares, con baños privados. Fue una visionaria, al intuir que esta zona cada vez despertaba mayor interés: la vía verde, el balneario de Arnedillo, las aguas termales, las rutas del vino de Rioja Oriental y de los dinosaurios... Pero faltaba ofrecer a esos visitantes más servicios, como el de la restauración.
Hace seis años adecuó un pequeño espacio para abrir los fines de semana pensado, en principio, para sus clientes, para que pudieran comer y beber algo. Así creó la primera Taberna Bizarra, configurada en esos inicios con la idea de bar social, pero «con una decoración muy loca», recuerda. Así permaneció cuatro años, porque se quedó muy limitado ese concepto. Y concibió la nueva Taberna Bizarra en los espacios de la casa modernista «que los tenía muy infrautilizados». Por ello, apostó por reformar y rehabilitar esas zonas que antaño ocuparon las antiguas bodegas del siglo XVII, las caballerizas, el granero, el patio del siglo XIX... Las adecuó para montar un restaurante «donde poder llevar a cabo el tipo de cocina que trabajo desde hace más de treinta años» –anteriormente tuvo uno en el Casino de Munilla– y seguir trabajando en el entorno rural, junto a su hijo Javier. «Tengo varios premios y reconocimientos por mi aportación al turismo rural», recuerda, como el Premio de Excelencia e Innovación para Mujeres Rurales por su proyecto Riojania, basado en el turismo rural de alquiler íntegro.
¿Dónde está? Calle Medio, 68 (Santa Eulalia Bajera).
Horarios De lunes a domingo, de 13 a 23 horas. En invierno, cenas solo viernes y sábados (grupos, reserva previa).
Reservas En el teléfono 679492748.
Página web www.latabernabizarra.com.
Y esa defensa del mundo rural y poner en valor el territorio la ha plasmado en los platos que sirve en Taberna Bizarra. «Trabajo mucho el producto de aquí, muy autóctono. Hago lo que siempre he hecho en mi casa. Pero me gusta hacer cosas sorprendentes en lugares diferentes». Es hija de agricultores y, por ello, pone en valor el campo. Su carta rinde tributo al producto de temporada y de cercanía como sus alcachofas de Calahorra confitadas con crujiente de jamón, sus brotes de ajo de Arnedo, los pimientos rojos de cristal asados con leña de haya, los pimientos rellenos de su huerta o las setas de nuestros montes en revuelto. Trabaja con variedades autóctonas como la chamarita, en sus chuletillas o en el cordero a la pastora. No faltan los caracoles a la riojana, los caparrones cocinados en olla ferroviaria con sus sacramentos, las piparras con crujiente de torreznos o las albóndigas con sabor a nostalgia. Tampoco la caza: codornices en salsa, ragut de ciervo, perdiz a la toledana, conejo en salsa de almendras y chocolate o jarrete de jabalí glaseado. «Es una cocina muy honesta; es integrar una emoción en el diseño de una experiencia».
Toda una oferta que se completa con sus postres caseros, donde sobresalen su tarta de queso y la torrija caramelizada. Sorprende su carta de vinos, con 140 referencias y una apuesta clara por Rioja Oriental, que conservan en su bodega excavada en piedra, presidida por una damajuana antiquísima. «Se trata de acercar el vino de pequeñas bodegas, a las que de normal no tienes acceso».
Si algo caracteriza a la Taberna Bizarra es el aprovechamiento de los espacios y la singularidad de los mismos. Así, es posible comer en 'La Cueva', un comedor que ocupa lo que en el siglo VI fue una iglesia de eremitas y donde han conservado el banco donde se sentaba el pueblo. Sobre esa iglesia, precisamente, se levantó esta casa burguesa, que conserva aún los antiguos columbarios. Asimismo, en Taberna Bizarra hay otras tres zonas habilitadas para comer, todas ellas singulares. En la parte superior, en lo que antiguamente era el granero, han habilitado un comedor privado, con capacidad para 22 personas, donde es posible realizar alguna celebración, comida de empresa o pequeño evento.
Igualmente cuentan con otra bodega del siglo XVII, también excavada en piedra hacia adentro, que es posible visitar y de la que han conservado todos sus elementos etnográficos, y que han transformado en un pequeño museo. Así, quien llega a Taberna Bizarra puede ver las barricas, los comportillos, cuévanos o una pequeña colección de alfarería, que data del siglo XVI –el tesoro de su marido Nacho Fernández y que son piezas que han contenido vino–, así como los dos lagos, la prensa... Es decir, todo lo que se necesitaba para elaborar el vino. Espacios únicos que ayudan a diseñar una experiencia gastronómica completa.
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