¿Por qué ellas engordan más?
Vida, de momento, solo hay una y es para vivirla. Vívala. La columna de hoy está dedicada, con todo mi cariño, a las mujeres que ... sufren cada vez que se miran al espejo y a las que han comenzado la dieta de septiembre a la espera de que arranque la de octubre. A las que ya no les entra ese vestido que tanto guardaron en el armario y a las que este fin de semana han decidido privarse del dulce que las vuelve locas. Pero, mujer ¿por qué no...? ¡Que cuidarse también incluye darse algún caprichín! No se puede estar toda la vida con el rollo en la cabeza de que esto engorda y aquello también. Eso es un suplicio, un martirio indeseable. Es importante cuidarse, claro que sí, que de eso va esta columna semanal; pero seguro que se siente más tranquila si recuerda que las mujeres, quieran o no, tienen más tendencia a ganar peso que los hombres. Más incluso a partir de cierta edad. Lo explica fenomenal la especialista en Endocrinología y Nutrición Carmela Manrique Mutiozabal, de la red de salud de IMQ.
Una amenaza para Occidente
«Sobrepeso y obesidad son un problema de primer orden en nuestra sociedad occidental», argumenta la especialista. Hasta el 50% de la población tiene kilos de más o es ya directamente obesa; y lo que se espera de aquí a 2030 –que llega mañana– es que la obesidad y las enfermedades que le acompañan (infartos, diabetes, demencias...) afecten ya el 30% de la población. ¡Tres de cada diez personas! Existen varias razones, algunas complejas de combatir, que llevan a las mujeres a tener que pelear más con la báscula. Fundamentalmente, explica la experta, son seis.
1. Factores socioculturales. Tienen que ver con la situación de la mujer en el mundo, ayer y hoy. Influyen tanto en la ingesta dietética como en el tipo de alimentación, el ejercicio físico que se práctica...
2. Razones genéticas. El cuerpo de las mujeres tiene más grasa que el de los hombres. Es así. Su organismo cuenta, de hecho, con más mecanismos para preservarla, porque la necesita. La adiposidad, además, está demostrado que se hereda y contra eso muy poco se puede hacer.
3. Diferencias hormonales. Las hormonas femeninas favorecen la distribución de la grasa de una forma concreta, distinta a la de los hombres. Los depósitos se acumulan en glúteos, piernas y, sobre todo, el tejido subcutáneo. Cuando llega la menopausia, el chaparrón se convierte en la tormenta perfecta.
4. La menopausia. Claramente relacionada con la anterior. La pérdida de la función ovárica contribuye a una mayor acumulación de grasa corporal en la parte superior del abdomen y la zona visceral. Los cambios se producen poco a poco y pueden durar hasta cinco años, incluso más, pero ocurren, sí o sí.
5. Menor actividad física. Posiblemente haya algo cultural en ello, pero las mujeres son menos dadas a practicar ejercicio y lo pagan. Con la edad, ademas, realizan aún menos, especialmente a partir de la menopausia, cuando comienzan a necesitarlo más para ganar masa muscular y fortalecer los huesos. El ejercicio puede llevar a una ganancia de peso, porque el músculo pesa más que la grasa. No olvide que importa la composición corporal, no lo que diga la báscula.
6. Mayor vulnerabilidad ante los trastornos de la alimentación. No es solo la mayor propensión de las mujeres a la bulimia, la anorexia y desórdenes similares. Ellas son más vulnerables y cualquier impacto en su universo emocional se paga muchas veces con ingestas de comida, especialmente de dulce.
Dieta mediterránea y ejercicio, tanto de fuerza como cardiovascular constituyen la mejor receta para combatir esta realidad. Si aún así, no puede con ella, el especialista puede echarle una mano. Y quiérase. No hay nada con lo que el amor no pueda. ¡Feliz fin de semana!
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