Valdelana. Una bodega convertida en museo
En Elciego (Álava), a pocos kilómetros de Logroño, esta bodega ofrece una experiencia diferente que permite conocer el vino desde una perspectiva totalmente distinta a lo que es habitual
En Elciego, Álava, en una rotonda en la que confluyen varias de las principales vías que recorren La Rioja vinícola, se encuentra Valdelana, una de ... las bodegas más premiadas por su actividad enoturística y una de las pocas –si no la única– que puede presumir de haber conseguido cuatro premios 'Best of' en los años 2012, 2013, 2018 y 2024, casi tan valiosos como sus 11 viñedos singulares.
La bodega de la Rioja Alavesa fue fundada por Pedro Valdelana en el año 1615, y ahora Juan Jesús (13ª generación) prepara ya el relevo, entregando el testigo a sus hijos Judit (directora del departamento comercial y de marketing) y Juan (director técnico y enólogo), llamados a continuar la saga familiar.
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Visita bodega
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Incluye: Visita a la bodega-museo, cata de 4 vinos y 1 aceite
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Duración: 90 minutos (disponible todos los días a las 11.00 horas).
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Precio: 20 euros/persona
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Visita bodega y Jardín de Variedades
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Incluye: Visita a la bodega-museo, cata de 4 vinos y 1 aceite y visita al Jardín de Variedades.
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Duración: 120 minutos (disponible todos los días a las 12.30 y 16.30 horas).
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Precio: 28 euros
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Visita fusión
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Incluye: Visita a la bodega-museo, cata de 4 vinos y 1 aceite, visita al Jardín de Variedades y almuerzo
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Duración: 120 minutos + almuerzo (disponible de lunes a sábado, 12.30 horas).
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Precio: 38 euros
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Necesaria reserva previa: www.bodegasvaldelana.com, reservas@reservasvaldelana.com o a través del teléfono: 62021741
Bodegas Valdelana ofrece al visitante una forma muy diferente de acercarse al vino. El enoturista («salvo que lo solicite», aclara Juan Jesús) no recorre las zonas de elaboración, las naves de barricas o el botellero, que se encuentran en una instalación aledaña, sino que se aproxima al vino a través de la historia por unos calados robados a la tierra a golpe de pico, en el siglo XVI. Es un recorrido absolutamente didáctico, atendiendo a la vocación educativa de la instalación.
Los calados albergan fósiles y piezas que permiten conocer la historia del entorno desde hace siglos
La bodega expone las herramientas y máquinas utilizadas para hacer vino en la zona hace cien años
El Jardín de las Variedades ofrece unas impresionantes vistas sobre el viñedo y el meandro del Ebro
Cuando Valdelana se refiere a sí misma como una bodega-museo es porque en sus cuevas subterráneas se puede disfrutar de piezas que darían para abrir un museo, pero que permiten entender el contexto geográfico en el que se encuentra la bodega y prácticamente toda la Denominación. Los fósiles que se han ido hallando en las viñas que nutren de uva a la bodega se han ido recogiendo y clasificando para entender la evolución de las especies por el Jurásico, Paleolítico y Neolítico, así como la evolución de los pobladores de la zona con restos celtíberos y romanos.
También en los calados hay un espacio para la parte más religiosa y espiritual, en la que se puede entender cómo el vino llegó a América en los barcos de los conquistadores tanto como alimento incluido en la dieta de los navegantes como por la necesidad de los curas para poder celebrar la Eucaristía y convertirlo, en el momento de la consagración, en la sangre de Cristo.
En otras de las zonas subterráneas, el visitante descubre las labores del vino y las herramientas que se han utilizado en la bodega para desarrollarlas.
Junto a las imágenes de las diferentes generaciones de la familia Valdelana laborando, se sitúan las rudimentarias máquinas y herramientas que en ellas aparecen.
Ese material permite conocer cómo se elaboraba el vino a lo largo de todo el proceso, desde que se cuida la uva que está en el campo (se aprecian curiosas bombas para sulfatar) hasta que llegaba a la bodega y se pasaba el grano por las prensas para extraer todo su zumo.
Además, se invita al visitante a recorrer el túnel de los sentidos (compuesto por 5 antiguos depósitos y 4 lagos de fermentación restaurados) que permite, de una forma casi lúdica, identificar los sabores, olores e incluso colores del vino a través de imágenes, o esencias.
De esta forma, aunque el enoturista no ve los tradicionales depósitos de acero inoxidable o las grandes naves con barricas, puede seguir el camino que sigue el vino en su ciclo vital, desde que entra en la bodega todavía en racimos de uva, hasta que sale ya embotellado rumbo a cualquier zona del planeta.
En Bodegas Valdelana la producción anual de botellas se cuenta por millones (divididas en las seis marcas que elabora la firma riojano-alavesa) y cuenta actualmente con un reparto prácticamente equilibrado entre las que se quedan en las mesas españolas y las que salen a más de una veintena de mercados internacionales.
Jardín de las Variedades
A apenas 3 kilómetros de la bodega, Valdelana dispone de cinco hectáreas dedicadas al cultivo de diferentes variedades para su análisis e investigación (allí acuden grupos de estudiantes). 130 variedades de plantas cubren una colina sobre la que se divisa uno de los meandros que el Ebro describe en la Rioja Alavesa y que permite al visitante descubrir el privilegiado enclave vinícola en el que se encuentra, donde se reciben las influencias climáticas mediterráneas y atlánticas entre la Sierra de Cantabria y de la Demanda, y cómo el río Ebro aporta sus aguas a la zona. En otoño, adquieren el color rojizo, las vistas resultan altamente impactantes. Casi tanto como la sensación de subirse a su archiconocido columpio –y ahora también un nuevo tiovivo– que vuela sobre el meandro.
Este jardín se convierte en verano en un rincón paradisiaco en el que se puede disfrutar de algunas de las referencias que elabora Bodegas Valdelana a la vez que se participa en alguna de las actividades que ahí se organizan. Desde los tardeos con música en directo (el espacio está perfectamente preparado para acoger espectáculos sin romper con el idílico ambiente) o los más que recomendables maridajes estelares, en los que por la noche, además de poder un firmamento libre de contaminación lumínica, y escuchar las explicaciones sobre las estrellas de Juan Jesús, se degustan los vinos de la bodega.
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