El toreo de Urdiales sigue intacto a pesar de su deslucido regreso en Ubrique
El riojano regresa a los ruedos con un lote complicado que no le permitió estar a gusto y desplegar su toreo; David de Miranda corta una oreja a cada uno de sus dos toros
Jesús rubio
Domingo, 14 de marzo 2021
El concepto 'nueva normalidad' no tiene cabida en la figura de Diego Urdiales. En su regreso a los ruedos hemos visto al torero de siempre ... : serio, cuajado y con el concepto claro y definido. Tuvo que ser difícil para él regresar ayer a los ruedos en este clima hiriente después de 525 días. Justo el día en el que se cumplió un año de esta situación pandémica que está asfixiando al mundo. Tras varios intentos por cuadrar fecha y plaza para este festejo, por la evolución del virus, fue en Ubrique donde se abrochó la primera edición de la Gira de Reconstrucción.
Desmonterado por el debut hizo Urdiales el paseíllo con un crespón negro por el reciente fallecimiento de su suegro. Al cielo fue a parar el brindis de su primer toro, un animal que embistió con muy poco celo. Bonita la media con la que cerró un ramillete de chicuelinas que carecieron de ligazón por las feas condiciones del toro. Urdiales lo trató con sumo cuidado, a su favor, haciéndole las suertes con la naturalidad que le caracteriza. Ya en el último tercio, con firmeza lo sacó a los medios, pero el toro tenía muchas teclas. Intentó llevarle primero con la diestra, pero se quedaba corto, metiéndose por dentro, y protestaba saliendo rebrincado del embroque cuando le obligaba al tercer muletazo. Por el pitón izquierdo, al natural, amagó varias veces con rajarse. Los momentos de mayor profundidad llegaron por esta mano. Destellos de gran clase que nos atraparon para querer volver al tendido. Tiró de arrojo en la recta final pero el toro se terminó. La suerte suprema se le atragantó y todo quedó en ovación.
La corrida
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Plaza de toros de Ubrique (Cádiz). Gira de Reconstrucción. Se lidiaron toros de Núñez del Cuvillo. El 1º, sin clase ni entrega; el 2º, enclasado; el 3º, brusco y con genio; y el 4º, gran toro, premiado con la vuelta al ruedo.
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Diego Urdiales, de tabaco y oro. Tres pinchazos, casi entera, tres descabellos, aviso (ovación); pinchazo, estocada, descabello (ovación).
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David de Miranda, de burdeos y azabache. Estocada, aviso (oreja), pinchazo, descabello (oreja).
Más agradable de cara fue su segundo. De fea embestida en los primeros compases con el capote. Brindó al público, y con variedad y mando tiró de él hacia los medios sin salirse de la horma de su toreo clásico. Tras una poderosa tanda por el pitón derecho, en la que el toro descolgó, tuvo transmisión y recorrido, se descompuso y comenzó a revolverse en cada muletazo. Sacó raza el diestro, y con las zapatillas asentadas y la figura encajada, Urdiales planteó una labor seria, poderosa, en la que intentó ligar muletazos por ambos pitones sorteando las cualidades ásperas del animal, que comenzó a quedarse cortó y a embestir protestando, por lo que faltó ligazón a una faena que tuvo momento de mucha personalidad. La espada volvió a empañar la rúbrica.
David de Miranda se llevó el mejor lote de la tarde. A su segundo le armó una faena bonita y estructurada. Con quietud, construyó una obra completa sobre ambas manos, pero fue al natural cuando aquello crujió por la profundidad del trazo. Extraordinario este toro de Núñez del Cuvillo que cerró plaza. Pinchó antes de la estocada entera y recibió una oreja. Otra le cortó a su primero, tras una faena en la que aprovechó el ritmo y la entrega del toro sobre todo por el izquierdo. Mató de estocada y cortó una oreja.
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