El toreo de Fabio Jiménez conquista La Maestranza
El novillero alfareño corta una oreja de categoría en su debut como novillero en la plaza de toros de Sevilla
La vida está llena de prejuicios y en la tauromaquia, que es intrínseca a la vida, también sucede. Muchos se preguntaban por la clase de torero que es Fabio Jiménez, un novillero de Alfaro, que está ganando poso y profundidad cada día. Aquellos que se cuestionaban por el concepto del riojano lo hacían precisamente por eso, porque es riojano, y el cliché dice que un torero del norte no tiene nada que ver con uno del sur y quizá tampoco pueda gozar del beneplácito de la afición de Despeñaperros para abajo. Afortunadamente este cliché ya lo rompió Diego Urdiales, un torero riojano con aires sevillanos, que cuenta con infinidad de partidarios en la capital hispalense. Y si en La Rioja no tuviéramos poco con uno, resulta que Jiménez, que bebe de la fuente del coletudo de Arnedo, impregnó de toreo caro La Maestranza en la novillada nocturna que tuvo lugar ayer.
Fabio Jiménez, ceñido en un vestido Rioja y oro, hizo el paseíllo con paso firme pisando con una torería pasmosa el albero maestrante. La seguridad de Fabio dejó sorprendidos a los tendidos a pesar de la importancia de la plaza. Recibió gustándose con el capote a su buen primero, un novillo de Julio de la Puerta noble pero un puntito soso al que le costó repetir. Con la muleta se colocó en todo momento, citó de frente, cargó la suerte y apuntaló los talones en el ruedo y toreó, con mayúsculas, con gusto, con suavidad, profundidad, con sentido del toreo y temple. Los naturales fueron de una hondura excelsa y a los de los prejuicios, no les quedó otra que rendirse al toreo que no entiende de patrias. Jiménez hizo la cruz y enterró el acero. Paseó una oreja de mucho peso.
El quinto, segundo de su lote, salió con la cara suelta. El riojano se afanó con el e intentó corregir el incómodo cabeceo del astado. Al final logró robar algún derechazo al deslucido animal. Se le hizo bola la tizona y su labor fue silenciada.
En primer lugar toreó Valentín Hoyos que mostró su disposición en el primero al recibirlo en la puerta de chiqueros. El novillo no quiso fiesta y Hoyos intentó arrebatarle algunos pases que no tomaron vuelo. En el cuarto el salmantino lanceó con vistosidad y con la muleta rubricó un buen inicio de faena. Dejó una muy buena estocada que le valió una oreja.
Completaba la terna Cristian González que de primeras se encontró con un ejemplar muy parado que no dio opciones. González no logró entenderse con el cierraplaza, aunque dispuesto faltó orden en su actuación.
Ficha
Real Maestranza de Sevilla. Sexta novillada de abono. Se lidiaron novillos de Julio de la Puerta para Valentín Hoyos, de Chenel y oro, ovación y oreja. Fabio Jiménez, de Rioja y oro, oreja y silencio. Crisitian González, de blanco y oro, silencio y silencio.
