«El rejoneo se ha convertido en una profesión de élite»
El rejoneador de Calahorra afronta una temporada en la que espera llegar a las veinte citas, dos de ellas en La Rioja este mes
La temporada taurina se encuentra atravesando su mes de mayor vigor, con España inmersa en multitud de fiestas y ferias a lo largo y ancho ... de toda su geografía. El toro es el que dicta, en la mayoría, las agendas de propios y foráneos. Y mientras esperan a que llegue el día, el de la verdad, el tú a tú, los toreros se ponen a punto en la intimidad de sus refugios. El rejoneador Sergio Domínguez tiene su centro de entrenamiento en Calahorra, su tierra. Acaba de salir a hombros en Bayona y Calatayud, y con el sabor de la miel afronta unas semanas agitadas repletas de festejos.
– ¿Cómo lleva la temporada?
– Pese a que cada vez resulta más difícil torear, porque las grandes figuras copan las principales ferias e incluso van a los pueblos, donde antes era impensable, esta temporada no va a ser mala. Espero torear cerca de 20 festejos.
– ¿Se ha convertido el rejoneo en una profesión de élite?
– Sin duda. Y no es una crítica a las figuras. Morante, por ejemplo, está yendo a lugares donde no había toros o la afluencia de público era escasa y le está dando un vuelco a aquellas zonas. Por eso, donde puedan ir las grandes figuras como Pablo Hermoso de Mendoza o Diego Ventura no cabe Sergio Domínguez.
– ¿Y por qué cree que se ha llegado a este punto?
– Uno de los principales problemas es que este espectáculo se ha convertido en un evento caro. No pueden ser casi los mismos gastos (Seguridad Social, permisos, IVA, ambulancias...) los de corridas en Madrid, Zaragoza o Bilbao, que entran en la plaza 15.000 personas, que en Calahorra o Alfaro. Yo siento una especie de persecución indirecta. Hay una serie de trabas administrativas fuera de lugar en comparación con otros espectáculos.
– ¿Esa soga aprieta más que la antitaurina?
– La presión antitaurina siempre ha existido y va a seguir. Lo que pasa es que estamos en un momento en el que es irrespetuosa. Y ahora, en las redes sociales, el ser irrespetuoso se tolera.
– ¿Qué compromisos tiene?
– Por el momento, el día 26 toreo en Aldeanueva de Ebro, el 27 en Cazaubon (Francia), el 28 en Calahorra y el 6 de septiembre en Peralta. También tengo otras seis tardes más cerradas que no puedo adelantar.
– Sus compromisos suelen concentrarse en los meses de agosto y septiembre y tardan en cerrarse. ¿Suele inquietarse a principios de temporada?
– El mundo del rejoneo es peculiar, porque no sabes cómo se va a desarrollar la temporada. He salido a hombros en Nimes, Barcelona, Santander, Castellón, Palma de Mallorca... y, ¿puedes creerte que la corrida que más contratos me dio fue una en Atarfe, en un pueblo de Granada? La clave de aquella tarde es que tuvo lugar en invierno y fue televisada por Canal Sur. Toreé 50 festejos ese año. Nunca sabes dónde puede estar la oportunidad que te cambia la vida.
«Siempre es un compromiso complicado porque ves a la gente que conoces»
VUELTA A CALAHORRA
– ¿Cree que el rechazo al toreo por parte de la televisión pública ha hecho daño?
– En este momento no hay una cultura taurina en la sociedad. ¿Cómo va a saber un chaval joven si algo le gusta si no lo ha visto? De momento, para probar, tiene que pagar 30 o 40 euros. Yo cuando era crío veía corridas en Telecinco, Antena 3, TVE...
– ¿Qué supone para usted el volver a Calahorra?
– Estoy muy contento, vuelvo con muchísima ilusión, me siento súper querido. Siempre es un compromiso complicado porque ves a la gente que conoces y tienes una presión añadida que no la sientes en otros lugares.
– ¿Goza de buena salud la tauromaquia en Calahorra?
– Afición hay, pero no creo que esté bien cuidada. Los carteles se han anunciado con pocos días de antelación. Se podrían haber hecho mejor las cosas.
– Y en Logroño, ¿qué ha pasado?
– Nada. Yo sí que tenía la ilusión de haber compartido cartel en una corrida de rejones, pero la empresa no ha creído oportuno programarla y ha anunciado dos corridas mixtas, que son dos cartelazos.
– ¿Se siente decepcionado?
– Decepcionado... no. Me hubiese fastidiado más no estar incluido en una corrida de rejones completa.
«Sí que tenía la ilusión de haber compartido cartel en una corrida de rejones en Logroño»
FUERA DE SAN MATEO
– ¿Hay que ser rebelde?
– Hay que serlo en la plaza. No le voy a decir que haya cosas injustas, porque injusta es la vida y muchas veces se recibes menos de lo que das. Pero a la larga todo llega.
– ¿Hay afición joven?
– No hay espectáculo taurino en el que abras la puerta y no haya fila para coger sitio. Ahora bien, cuando la entrada cuesta 50 o 60 euros... eliges si te gusta lo suficiente ese espectáculo como para pagar ese precio. El principal problema es que los toros son caros. No tienes más que ver los encierros, por ejemplo, en Calahorra, lleno todos los días.
– Pasados los 20 años de alternativa, ¿qué metas tiene?
– Me preocupa muchísimo el volver a Madrid. Mi meta es esa, porque fui en 2009 y no salí satisfecho, no se dieron bien las cosas y no pude demostrar el nivel que tenía. Así que tengo esa espinita clavada, el volver a Madrid.
Una jornada de entrenamiento de diez horas y quince caballos
«El rejoneo es una profesión muy sacrificada, porque no solo tienes que prepararte tú sino que también tienes que entrenar a los caballos», expone Sergio. Entre ocho y diez horas al día se las pasa a lomos de los 15 caballos que componen su cuadra. Una puesta a punto que describe como «preciosa». Cada caballo –explica– necesita un entrenamiento diario de tres cuartos de hora, y ahora en temporada hay que tratar de no sobrecargarlos porque «un simple esguince puede suponer unos 20 días sin torear». Según Domínguez, en el rejoneo «todo está inventado ya; es complicado sorprender». Comenta que «ahora somos capaces de entrar en YouTube y en una sola noche ver todo lo que existe», aunque reconoce que «lo erróneo, y no lo triunfal, se hace súper viral». Para su cuadra intenta buscar caballos que «sean diferentes y no pasen desapercibidos».
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