«Mis protagonistas son mujeres fuertesque se sorprenden a sí mismas»

-¿Por qué en esta ocasión ha decidido hilvanar su libro con poesías?

-La verdad es que he redescubierto el mundo de la poesía, hacía muchos años que no la leía y siempre he sentido fascinación por ella, pero nunca me había decidido a lanzarme a escribirla. Me parecía que el personaje de Gus podía servir, con sus poemas, para vertebrar el libro, como un hilo conductor de hacia dónde va la historia. Me pareció divertido, me obligaba a probarme a mí misma y era algo muy actual.

-¿Habrá más historias de Coco?

-No, de eso estoy segura. Lo que no sé todavía es si habrá un 'spin-off' de algún otro personaje...

-¿Suele saber desde un principio si su protagonista tendrá un recorrido más largo?

-Con Valeria fue diferente porque estuve cuatro años escribiéndolo. Al principio era un solo libro, luego dos, luego una trilogía. Y cuando empecé el cuarto tuve que regresar al segundo para cambiarlo... Fue algo muy orgánico y Valeria se fue haciendo a sí misma. Pero en otros casos, como el de Martina, Sofía o Macarena, sí sabía que iban a ser más libros.

-¿De dónde surgen sus personajes y qué tienen en común?

-Mis amigas son siempre mis musas. Yo quiero pensar que cada una de mis protagonistas tiene un rasgo que admiro de mis amigas. Me parecen mujeres que han luchado siempre por lo que querían y han aceptado sus debilidades, sus sombras, sus luces... Después tienen en común que la voz que hay detrás es la misma, que soy yo, pero siempre he querido que sean mujeres fuertes que, pasen por lo que pasen, terminen sorprendiéndose a sí mismas, por su capacidad de regeneración y renacimiento.

-¿Qué siente por ellas una vez que termina el libro? ¿Las añora?

-Siempre se siente nostalgia a la hora de despedirte. Les hago guiños en otros libros, las protagonistas nuevas se encuentran con las antiguas, de forma sutil. También depende del proyecto, porque hay algunos que te hacen sufrir mucho y cuando te despides de ellos lo haces con cierto desahogo. Pero creo que siempre se tiene que saber cuándo cerrar la puerta, porque no es justo ni para el lector, ni para los personajes, ni para una misma alargar una historia en la que sientes que lo has contado todo.

-La mayoría de sus lectoras también son mujeres. ¿Qué falta para que el público masculino se enamore de sus novelas?

-Creo que todavía hay mucho prejuicio con los géneros literarios. No entiendo que haya distinción de tipo de literatura, porque todos somos lectores. Si hay una literatura para mujeres, ¿cuál es la de hombres? Me parece un poco absurdo. Esto supone una barrera que impide que muchas personas, independientemente de su género, se acerquen al libro. Hay que desprenderse del prejuicio y de las nomenclaturas negativas que denuestan un género que al final es una comedia romántica.

-Netflix va a crear una serie adaptando la Saga Valeria. ¿Cómo lo afronta? ¿Dejará de ser su Valeria?

-Es un salto enorme y se vive con mucha ilusión y con vértigo, porque de pronto algo tuyo va a ser accesible a 192 países. Pero también es muy ilusionante, porque tus chicas van a seguir creciendo, van a caminar en otros zapatos. Sabes que ya no va a ser exactamente tu Valeria pero, en realidad, cuando publicas el libro, Valeria, Lola o Coco pasan a ser ellas mismas y de tus lectores. Así que parte del proceso ya está hecho.

-Antes de Netflix, también ha utilizado otros formatos para sus libros, como el audio. ¿Qué aportan estas herramientas a la literatura?

-Hacen el contenido accesible a todo el mundo. El audiolibro, por ejemplo, no había tenido mucho recorrido en España, pero recupera una tradición de radionovelas que es muy nuestra. Creo que cualquier versión de un contenido literario lo acerca a más gente y eso siempre es positivo.