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:: Josep M Suria/fotolia
La piel y los primeros soles

La piel y los primeros soles

Es fundamental usar ropa, calzado y protector adecuados e hidratar cara y cuerpo | La higiene diaria y la exfoliación son necesarios para que la piel luzca sana y brillante

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Martes, 2 de julio 2019, 22:14

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Durante el invierno, la piel ha estado oculta bajo las prendas de abrigo. Por eso, bastantes personas se dan cuenta ahora, cuando la subida de las temperaturas obliga a descubrirla, de que tenían muy descuidada esta parte de su cuerpo.

Lucir la piel exige, ante todo, garantizar la completa sanidad de su estado. Por eso, ahora que nos fijamos en ella, debemos prestar especial atención a las manchas y lunares, especialmente si nos parecen nuevos, o si ha habido algún cambio en alguno de los lunares que tenía, como cambio de color, aumento de tamaño, etc., que obligará a visitar al dermatólogo. No debemos contentarnos con los consejos, erróneamente tranquilizadores, de un amigo «que tuve uno igual y no me pasó nada». Lo acertado es consultar con el dermatólogo, que es el especialista adecuado para diagnosticarlos correctamente.

La mejora de las temperaturas es una excelente ocasión para el ejercicio físico, que suministra una oxigenación beneficiosa para la piel y elimina toxinas a través del sudor. Los dermatólogos, además de tratar las enfermedades de la piel, nos ocupamos de cuidar la piel sana, aconsejando el uso de cosméticos científicamente probados, y en caso necesario, previa historia clínica y correspondiente diagnóstico, mejorar y recuperar, si es necesario, su aspecto estético, mediante la aplicación de tratamientos estéticos.

Una nueva estación constituye también una buena oportunidad para una vida más saludable

El primer paso para que nuestra piel luzca sana y brillante es, sin duda, mantenerla limpia. Con la higiene diaria conseguimos eliminar la suciedad, el exceso de grasa, el sudor, las células de descamación y el mal olor, además de preparar la piel para la aplicación posterior de cualquier producto cosmético.

La exfoliación es un tratamiento de limpieza cutánea en profundidad mediante el cual se eliminan las células muertas e impurezas, con lo que se proporciona luminosidad y suavidad a la piel, además de activar la circulación. Pero lo más importante, si cabe, es que promueve la renovación celular y con células nuevas la piel se fortalece y está más elástica.

Los mejores momentos para la exfoliación son antes del inicio del verano, para que la piel esté lista para enfrentarse al sol, al agua de mar y al cloro de la piscina, y después, sobre todo cuando se ha tomado el sol, pues sin perder el bronceado deja la piel más fina, suave y luminosa.

Todas estas operaciones deben formar parte de una estrategia preventiva y de tratamiento, que, para que resulte más efectiva, ha de ser encomendada al especialista, que recomendará los productos y actuaciones específicos, en función de las características de cada persona.

No debemos olvidar nunca la ineludible necesidad de usar ropa, calzado y un protector solar adecuado y, por supuesto, hidratar nuestra piel, tanto en la cara como en el cuerpo.

Consejos

  • 1 Tomar el sol con moderación y la fotoprotección adecuada.

  • 2 No fumar.

  • 3 Cuide su alimentación y tome alcohol con moderación.

  • 4 Controle su estrés.

  • 5 Hidrate bien su piel.

  • 6 Sea constante con su rutina de cuidado cosmético de su piel.

  • 7 El coste del cosmético no guarda relación con su eficacia.

  • 8 El cosmético debe adaptarse a las características de la piel de cada persona.

  • 9 Confíe en su dermatólogo.

Una nueva estación constituye también una buena oportunidad para una vida más saludable. Al ejercicio físico debemos añadir una alimentación adecuada, donde frutas y verduras pueden contribuir a potenciar el sistema inmune y a embellecer la piel. No debemos olvidar de que se trata del órgano más extenso y visible de nuestro cuerpo y que, por tanto, constituye el espejo de nuestra salud y de la percepción que de nosotros tienen los demás.

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