Perdimos el control

«Colectivo Da Silva siempre es verano», defiende Carlos, su cantante. Y lo cierto es que el directo de este grupo es como un cóctel infinito 'Sexo en la playa', con unos ritmos muy cálidos, bailones y frescos, pero también de una banalidad a propia de bombas, como demuestra su canción más conocida, 'Marina d'Or'. El multitudinario grupo, con siete músicos, parece la versión postmoderna de La MODA. Y quizá lo más sorprendente sea que la banda es de Granada. La ciudad de los Morente, Miguel Ríos, 091, Los Planetas, Lagartija Nick… también acoge a grupos como Colectivo Da Silva. El repertorio estuvo basado en su disco 'Vacaciones', que contiene canciones como 'Marisol' y 'Poliamor' de un pop 'naif' más propio de grupos 'techno' y no tan habitual en formaciones con tres guitarristas. Cualquiera se podría preguntar para qué tres guitarristas en esta música.

Casi se podría tomar en serio su música si no fuera por el exceso de falsetes del cantante y porque uno de sus miembros, concretamente el percusionista Alberto, que toca las maracas y la pandereta, apareció disfrazado de mensajero de DHL. Ese mismo que mostraba un cartel que pedía «Aplausos» al acabar las canciones, como el regidor de un programa de televisión. Por si todavía 'Uno más uno son siete' cabía alguna duda, para acabar el directo pincharon la canción de Fran Perea que funcionaba de melodía de la serie de televisión 'Los serrano'. Y lo más terrorífico es que el público lo celebró como algo natural.

Curiosamente, el teórico cabeza de cartel, el grupo navarro Kokoshca, fue el que menos público congregó durante la velada, buena parte de los espectadores se marcharon de Bodegas Franco Españolas después de la fiesta protagonizada por Colectivo Da Silva. A pesar de los problemas de sonido iniciales, Kokoshca ofreció un concierto redondo, muy potente, con guiños insólitos a municipios riojanos como Ausejo y Fuenmayor (y también otras irrepetibles a los políticos Girauta y Álvarez de Toledo). La conexión de la banda con La Rioja es estrecha, cuentan con alguna canción en su repertorio de Luis F. Bayo (Espanto), como 'Las chicas', y subieron al escenario a bailar al bajista logroñés de Papaya, Miguel Aguas.

De lo que no se libró Kokoshca fue del ruido, ese fantasma que sobrevuela no solo Actual sino todos los conciertos de la capital riojana. Pero es que Actual es para muchos no un festival de música sino un evento social, no es tan importante ver como que te vean. Si la organización de los 'Vermús toreros' y 'Noche en Bodegas' ha acabado, igual que el Wine Fandango en sus 'Matinales con Estrella', colgando carteles de advertencia reclamando silencio, en el último directo nocturno este inconveniente lo cuestionó hasta la cantante, Amaia: «¿Qué está hablando la gente tan interesante? ¡Ssssh!». Avanzado ya el repertorio, alguien arrojó a Amaia un sujetador y ella, que no se percató en un primer momento, después lo agradeció («¡Uy, gracias, me viene bien porque no tengo muchos!») e invitó a las mujeres a acercarse a las primeras filas cuando interpretó la canción 'Las chicas'.

Fue una actuación contundente, con una mezcla entre Barricada y El Columpio Asesino, pero con un punk-rock de aire 'indie' que hizo bailar y disfrutar a un público que, eso sí, se desangró poco a poco hasta apenas sumar un centenar de personas. «Aunque no os lo creáis, he visto tomates de Calahorra a 7 euros el kilo. Perdimos el control», cantó Iñaki. Ciertamente hay políticos en La Rioja que han hecho menos por la cultura y la agricultura de la región que este concierto de Kokoshca.