«El 'pasocebring' es un deporte de alto riesgo: cruzar aunque esté en verde»
El médico y escritor Fernando Sáez Aldana lanza una segunda edición corregida y aumentada del tratado humorístico 'El decatlón riojano', con el que hace 25 años obtuvo el Grano Café de Plata al Mejor Autor Riojano del Premio Café Bretón
Hace 25 años el cirujano Fernando Sáez Aldana (Haro, 1953) obtuvo el Grano Café de Plata al Mejor Autor Riojano del Premio Café Bretón por 'El decatlón riojano', un compendio humorístico de malas costumbres de la sociedad regional. El 'Lanzamiento de gargajo', el 'Salto de semáforo', el 'Triple taco' y el 'Levantamiento de vidrio' se describían como especialidades riojanas a las que ahora, en una edición corregida y actualizada, se han unido, en detrimento de otras, 'Yincana degustadora', 'Mil metros cagarruta' y 'Pasocebring'. La Biblioteca de La Rioja acoge este martes 21 de octubre, a las 19.00 horas, la presentación de esta irónica obra sobre los «peores vicios y defectos» de los riojanos y que, a la vez, son «hijos bastardos de sus mejores virtudes».
-'El decatlón riojano', 25 años después, es una disciplina viva que ha cambiado sus costumbristas pruebas, ¿es así?
-Como ya se apuntaba en la primera edición, se dejaba la puerta abierta a que hubiera altas y bajas. Y, efectivamente, en esta segunda edición se han caído tres deportes: el 'musín', el 'chupinazo', que antes era un horror sucio y ahora ya no, y 'mil metros chándal', que entonces era la prenda de domingo pero ya está en desuso. Ahora he incluido tres: 'pasocebring', que es un deporte de alto riesgo: cruzar un paso de peatones aunque esté en verde; 'Yincana degustadora' y 'Mil metros cagarruta', de los perritos.
-¿No cree que hay otras disciplinas que merecerían igualmente ser incluidas, como la circulación en patinete, las obras que nunca acaban, el aparcamiento en doble fila... o quizá no son tan regionales sino nacionales?
-La 'doblefilia' también es un deporte, sí, pero desde que han arreglado Vara de Rey en Logroño es otra cosa. Efectivamente, son deportes que también se pueden practicar en otras regiones de España. Pero en estos deportes multidisciplinares creo que hay que destacar en todas las pruebas. Aunque no todo el mundo las practique, el conjunto sí que se puede considerar la idiosincrasia riojana. Por separado, por supuesto, hay en todas partes.
-A algunas otras pruebas ya dedicó alguna célebre columna en Diario LA RIOJA, como 'Homo pantalonetans' y 'Glosario de concier-tos'. ¿Por qué no las ha incluido?
-Igual dentro de otros 25 años saco la tercera edición e incluyo nuevas disciplinas.
-Tan vivo está 'El decatlón riojano' que, incluso, se podría hacer ya una actualización sobre esta nueva segunda edición. En concreto, en los 'Mil metros cagarruta' de perro se puede añadir la humana, que empieza a proliferar en los parques de Logroño...
-Más que las cagarrutas, los orines. Y en el capítulo 'Marcha' se habla de eso, de las micciones callejeras. En las zonas donde se bebe mucho y no hay donde evacuar, efectivamente, es mucho más. Y en los perros también, ya no es tanto la cagarruta como el orín.
El 'Triple taco', «en la intimidad»
-¿Confiesa que practica alguna disciplina, aunque sea en la más absoluta intimidad?
-Claro. En la más absoluta intimidad, el 'Triple taco'. Cuando algo no me sale bien, cuando me pongo nervioso o algo se me tuerce, lo suelto, pero no me oye nadie. Es en la intimidad. Por lo demás, creo que soy bastante civilizado y respetuoso.
-¿Cuál es la prueba de 'El decatlón riojano' que más le saca de quicio de la que practican sus vecinos?
-El ruido, el '4x100 decibelios'. Creo que el ruido es un problema de salud pública de primer orden, pero como es intangible, no se ve ni se huele ni se toca... Pero es dañino para la salud. A partir de cierto nivel de decibelios está demostrado que produce daño en el oído. Sobre todo es lo altísimo que hablamos, lo que gritamos. Entras a un restaurante lleno de gente y aquello es ensordecedor. El ruido es una agresión. A la gente del casco antiguo que está quejándose por el ruido no le falta razón. Al final es una falta de respeto no pensar en el otro.
-Ahora que ya se ha jubilado como médico cirujano, ¿no se ha visto en la encrucijada ética de tener como paciente a un practicante de 'El decatlón riojano' y... dudar? ¿O siempre es más fuerte el juramento hipocrático?
-Un paciente que está metido en una cama de hospital, sobre una mesa de quirófano o sentado frente a ti en la consulta no tiene opción de practicar casi ninguno de estos deportes. Y si lo son, si los practican, en esos momentos no lo puedes saber.
-'El decatlón riojano' parece denotar una relación de amor-odio con La Rioja por su parte, ¿es así?
-Lo que define al riojano es que es ese privilegiado ser cuyos peores vicios y defectos son hijos bastardos de sus mejores virtudes, porque somos un pueblo abierto, hospitalario. Todo eso, al final, se traduce en algunos de estos deportes. Sí puede haber algo de amor-odio, pero aseguro que hay mucho más amor.