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Joan Margarit deposita legado en la Caja de las Letras. Efe
El Cervantes se hace bilingüe con Joan Margarit

El Cervantes se hace bilingüe con Joan Margarit

Se impuso a poetas como Atencia, Brines y a narradores como Goytisolo y Muñoz Molina, aspirantes a un galardón que regresa a España tras recaer dos años en América

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Jueves, 14 de noviembre 2019, 14:03

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 Tocaba candidato español y con el catalán Joan Margarit i Consarnau (Sanaüja, Lleida, 1938) se cumplió el pronóstico. El Cervantes 2019 se quedó a este lado del Atlántico para ir a una Cataluña inflamada por el 'procés'. Se le otorgó a un maestro que brilla en sus dos lenguas, catalán y castellano, «por su obra poética de honda trascendencia y lúcido lenguaje, siempre innovador». «Es un grandísimo poeta en lengua española y catalana», dijo José Guirao, ministro de Cultura que dio a conocer la decisión del jurado junto a la poeta uruguaya Ida Vitale, ganadora del Cervantes 2018.

Margarit, que acostumbra a resumir su poesía en las palabras «belleza, verdad y cultura», hizo ayer un espectacular doblete con el primer Cervantes que reconoce al catalán, que recibe seis meses después de ganar el Reina Sofía. El jurado hacía con su fallo un nuevo guiño a las otras lenguas del Estado, solo cuatro días después de premiar el bilingüismo del vizcaíno Bernardo Atxaga con el Nacional de las Letras, el segundo en el escalafón de los grandes premios oficiales.

Margarit no es el primer catalán que recibe el Cervantes, que ya recayó en escritores nacidos en Cataluña como Juan Marsé, Juan Goytisolo, Ana María Matute o Eduardo Mendoza. Pero sí es el primero que ha escrito buena parte de su obra en la lengua de Verdaguer, y quizá el primero que ofrezca su discurso de agradecimiento en catalán el próximo 23 de abril, día de Sant Jordi. Defiende su lengua materna como «la única o una de las pocas lenguas cultas sin Estado», como aseguró al depositar su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes hace unos días.

«Soy un poeta catalán pero también castellano, coño», clamó tras recordar como la dictadura franquista le impuso el castellano «a patadas». Un maltrato que «no pienso devolver», agregó este creador que comenzó a escribir en castellano hace más de seis décadas, que desde 1981 publicó solo en catalán y desde finales de los 90 hasta hoy alterna ambas lenguas.

El catalán es su lengua materna y dice no conocer a un solo poeta en toda la historia que haya escrito en una lengua distinta de la materna. «Pero hay poemas que surgen en castellano, y nunca son una traducción», ha explicado. Su activo bilingüismo le ha dado muchos lectores y los más grandes premios poéticos, como el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, la más relevante distinción de la poesía en español y portugués que recibió en mayo como «el gran artífice de la poesía como instrumento moral».

Se impuso Margarit en el Cervantes a poetas como la andaluza María Victoria Atencia y el valenciano Francisco Brines y a los narradores Luis Goytisolo, Antonio Muñoz Molina, Enrique Vila-Matas, Álvaro Pombo, Félix de Azúa, Luis Landero, Luis Mateo Díez, tradicionales aspirantes al máximo galardón de las letras hispanas, dotado con 125.000 euros. Sus 81 años lo convierten en uno de los más veteranos ganadores del Cervantes.

Versos en el 'procés'

Arquitecto de formación, catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña y poeta de «honesta intensidad», Margarit ha hecho de su obra un canto a la belleza, encerrando en sus versos pensamiento, vida y ética. De escritura reflexiva y pausada, puede tardar meses en abrochar un poema. Entiende la poesía como «la antesala de la verdad», y los poemas como «herramientas» para llegar al corazón del lector.

Ha abordado desde la poesía el conflicto catalán en 'Un hivern fascinant' (2017), poemario que apuesta por la «inteligencia» y la «autocrítica» y en el que desconfía «de la manipulación de las masas». Recurre a la «belleza lírica de su lengua catalana» para prevenir de riesgo que encierran los tópicos que los políticos usan en su beneficio. «Si un político te habla de rumbo, vigila la cartera, y el rumbo o el futuro son de esos tópicos con los que se manipula fácilmente a las personas en su juventud, porque los tópicos son caminos por los que la gente pasa», dijo al presentar el poemario.

Debutó en 1963 con 'Crónica' y en su larga carrera Margarit ha compaginado la poesía con su labor docente. Realizó el cálculo de estructuras de la Sagrada Familia y tituló un poemario 'Cálculo de estructuras'. También autor de 'No estaba lejos, no era difícil' (2011) o 'Llegas tarde a tu tiempo' (1999-2002), ha reunido sus obras completas en 'Todos los poemas (1975-2015)'. En 2008 recibió el Premio Nacional de Poesía y el Rosalía de Castro. En Chile recibió el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2017 y en México el Víctor Sandoval de Poetas del Mundo Latino 2013.

Es Margarit el ganador de la 44 edición del Premio Cervantes, el Nobel de las letras hispanas, que en sus dos ediciones anteriores se había ido a la otra orilla de nuestro idioma de la mano de la uruguaya Ida Vitale y del nicaragüense Sergio Ramírez. El próximo el 23 de abril, día del fallecimiento de Miguel de Cervantes, recibirá de manos del Rey Felipe VI el diploma y la medalla acreditativos en la solemne ceremonia que cada año se celebra en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, la villa natal del padre de la novela moderna.

El ministro José Guirao e Ida Vitale EFE

Indiscreta y disidente

Ida Vitale, ganadora del Cervantes 2018 y jurado este año, no ocultó su predilección por Enrique Vila-Matas. «Era mi favorito; no voto nunca a los amigos y no tengo el gusto de conocerlo. Se me supone cierta inclinación para la poesía, pero leer a Vila-Matas me hace feliz. Cuando se vota o se respeta el pasado, o se pone toda la esperanza en el futuro», dijo la disidente e indiscreta poeta uruguaya para explicarse y dar «consuelo a los derrotados».

Reveló que Vila-Matas contaba con el apoyo de cuatro miembros del jurado, y cómo cambió su voto. «Con el poema que se ha leído -'No tires las cartas de amor'- me ha ganado», dijo. «Uno no llega siempre conociendo toda la literatura que tiene que juzgar», confesó la quinta ganadora del Cervantes. «Un jurado es una experiencia química cuyos resultados son totalmente impredecibles: yo soy un ejemplo pasado porque todavía no he entendido cómo me votaron a mí», comentó risueña ante la reprimenda del ministro Guirao que le afeó, cariñosamente, contar más de la cuenta.

Vitale presidió un jurado formado por Sergio Ramírez, Paz Battaner, Pablo de Santis, María Luisa Sotelo, Bernal Herrera, Raquel Caleya, Eduardo Lago, Arsenio Escolar, Leticia Amato y Susan Byrne.

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