El cine que viene

En clave de humor negro Dupieux advierte de los peligros de las nuevas tecnologías y la utilización de las máquinas implementadas en la elaboración de un producto. Un dispositivo que pretende anular el aporte humano en la gestación de una obra de ficción. El advenedizo sistema es objeto de reflexión burlona que el realizador galo lo lleva a su terreno y lo contempla con su habitual mala baba.

'El segundo acto' aperturó el festival de Cannes del año pasado y en ella se concentra la gama de fórmulas visuales/narrativas características de su autor atendidas con su descacharrante estilo desprejuiciado y alérgico a los convencionalismos. Se trata una historia muy dialogada y resuelta, técnicamente, con largos travellings de seguimiento que dan hechura no sólo de la habilidad del recurso expresivo sino de la entrega de unos actores estupendos que aceptan el reto de enfrentarse al extenuante movimiento de cámara mientras recitan sus frases.

Intérpretes como Léa Séydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel y Raphäel Quenard muestran su talento como actores en planos de un tirón cada uno representando un matiz dramático/personal/sentimental/emocional diferente y en constante fricción. Ofrecen matices variados mientras caminan y resuelven sus conflictos. Lo mejor de todo es la cómplice interacción de los personajes y sus acciones.

El autor de 'Increíble pero cierto' (2022) moldea, en clave de metacine (cine dentro del cine), una visión socarrona y cínica, no sin una reflexión preocupante, acerca de la última tendencia de secuestrar el arte audiovisual y dejarlo a los pies de los caballos empleando desde la escritura de la película algoritmos para formular un proyecto.