La Industrial, cien años de artes, oficios y cultura
Centenario ·
La Esdir homenajea a su edificio, inaugurado por Alfonso XIII en 1925, que también fue cárcel franquista y hospital, y hoy pertenece al acervo de LogroñoJ. Sainz
Martes, 14 de octubre 2025
Dos veces en el corazón de Logroño: la Industrial se encuentra físicamente en el centro geográfico de la ciudad y también emocionalmente en su acervo ... cultural. La Escuela Superior de Diseño de La Rioja (Esdir) abrió este martes oficialmente el curso académico con un homenaje a su propia sede, el emblemático edificio de avenida de la Paz de cuya inauguración se cumplen cien años. Un siglo desde aquel 14 de octubre de 1925 con presencia de Alfonso XIII. Un siglo en el que también fue cárcel franquista y hospital durante la Guerra Civil. Un siglo en el que ha pasado de ser Escuela de Artes y Oficios a Escuela de Diseño; décadas, formando artesanos y profesionales de los diferentes oficios artísticos y, en la actualidad, diseñadores especializados. Un siglo, en definitiva, siendo parte de la cultura de esta tierra.
La Industrial –como fue conocida popularmente durante mucho tiempo– «es un patrimonio que se ocupa de recordarnos que el arte y la cultura son el fundamento para el desarrollo de la sociedad», en palabras de la profesora Inmaculada Cerrillo, historiadora del arte, que pronunció una conferencia sobre la historia del edificio. Junto a ella, los también profesores Javier Dulín y Javier de Blas hablaron de algunas de las intervenciones realizadas en su interior para acabar de darle su aspecto actual.
El edificio fue proyectado en 1914 por los arquitectos Antonio Rubio y Luis Mosteiro siguiendo el estilo ecléctico de moda en Madrid. «Resultará uno de los más hermosos entre sus semejantes en España», afirmó Ricardo Velázquez Bosco, maestro e inspirador de aquellos, según Cerrillo. Y, aunque su construcción se demoró once años por problemas de cimentación y burocracia, el resultado acabó por darle la razón.
Levantado con planta rectangular en claustro con las esquinas prolongadas como torreones y un pequeño ábside en su parte posterior, «el tratamiento y la variedad de sus materiales y espacios lo convierten en un inmejorable ejemplo de integración de las artes decorativas y la arquitectura». La combinación de piedra y ladrillo, las cerámicas en sus fachadas, la puerta forjada en la entrada principal y la monumental escalera interior son algunos de los elementos que le confieren «un carácter especial».
Es el continente de otro valioso patrimonio, el que constituyen sus profesores y empleados y, por supuesto, su alumnado, «nuestra razón de ser», como dijo Mónica Yoldi, directora de la Esdir. A continuar en ello les animó Gonzalo Capellán, que cerró el acto recordando al británico John Ruskin, uno de los precursores de las artes y oficios durante la Revolución Industrial: «Este magnífico espacio –dijo el presidente de La Rioja–, sus profesores, su personal, sus estudiantes, la luz y la belleza del entorno tienen que seguir siendo un espacio especial, singular y de creatividad que permita seguir proyectando a su entorno, a la sociedad y al mundo belleza y arte bello, para mejorar a las personas y a nuestro mundo».
La cárcel de 'Las sacas' y hospital de 'Mazurca para dos muertos'
La actual Escuela Superior de Diseño de La Rioja (Esdir) nació como una Escuela de Artes Industriales y Artes y Oficios, instituciones creadas en 1871 para combinar la enseñanza de técnica y artesanía. Su finalidad era dar respuesta a la crisis del aprendizaje provocada por la disolución de los gremios y preparar de forma adecuada a las demandas sociales propiciadas por la Revolución Industrial.
Para la construcción de la de Logroño, el Ministerio de Instrucción Pública convocó en 1912 un concurso de proyectos en el que se recogía que el Ayuntamiento había cedido los terrenos y cuantificaba en 800.000 pesetas el presupuesto de contrata.
El concurso se resolvió en 1913 aprobando el proyecto presentado por los arquitectos Luis Mosteiro Canas y Antonio Rubio Marín, con un presupuesto de 778.048 pesetas. La construcción recayó en Constantino Bergasa y su tío Pedro Bergasa, pertenecientes a una saga de constructores riojanos que también levantaron en la ciudad edificios como el Instituto Sagasta o el colegio de la Enseñanza.
La primera piedra se colocó el 21 de septiembre de 1914, día de San Mateo, con presencia de Amós Salvador, uno de los impulsores del proyecto desde Madrid. Las obras se demoraron más de diez años, ya que se presentaron problemas de cimentación y hubo que sustituir materiales. Una vez finalizadas, el edificio fue inaugurado con la Exposición de Producto Regional de septiembre y la presencia del rey Alfonso XIII el 14 de octubre. Pasados los fastos, los arquitectos tuvieron que volver a intervenir de nuevo en el edificio para adecuar los espacios a las distintas enseñanzas.
Durante la Guerra Civil fue utilizado como cárcel franquista, como contó Patricio Escobal en 'Las sacas', y también como hospital, como relató Camilo José Cela en 'Mazurca para dos muertos'. Hasta los años cuarenta no regresarían profesores y alumnos a dar su verdadero cometido a aquellas estancias que también tienen un pasado oscuro. Afortunadamente la luz ya volvió a sus ventanales.
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