«Me gusta hacer cosas distintas y comprometidas; me gusta jugármela»

– Dos trabajos muy personales y un tanto insólitos.

– Ambos son un riesgo, cosas raras. De lo poco que he hecho en el mundo del cómic, me alegro de no haberme quedado en lo estándar.

– 'Entre el cielo y la tierra' se basa en un relato breve de Juan Alcudia, pero su traslado al formato cómic cobra otra dimensión, más fuerza y crudeza.

– La novela gráfica es como una película en la que vas entrando fotograma a fotograma. Creo que él aprovechó eso para poder alargar cada escena de su relato y darle una dimensión muy distinta.

– Aunque en ambos trabajos hay un lenguaje gráfico y una paleta cromática similar, en este último hay muchos más registros, como un diario, fragmentos literarios, un álbum fotográfico,... incluso una lectura invertida.

– Sí, hemos aprovechado los diferentes recursos que ofrece el cómic. Hay un estilo pictórico con diferentes texturas que intento que sea mi punto de referencia y mi estilo. Eso lo aporto yo, pero hay momentos en los que el cómic muta y va al blanco y negro. Además hay un montón de referencias, un soporte intelectual que enriquece la obra y que es cosa del guionista. Por ejempo, el libro de fotografías 'Guerra a la guerra' de Ernst Friedrich, que es una locura y del que Juan Alcudia trató de sacar la crudeza de la historia. O las imágenes de Frederick A. Barber que abren cada capítulo a toda página y en blanco y negro.

– Una lectura se queda corta para apreciar todo el contenido, simbolismo y referencias de la historia.

– Son trabajos muy elaborados y con mucho detalle, el guion es muy retorcido y poliédrico, y hay como una necesidad de volver a leerlo para entrar de lleno en la historia y ver los detalles y la interrelación de todo lo que hay ahí.

– ¿Cómo ha vivido esta locura gráfica? Bucear en el lado oscuro del alma humana no debe ser agradable...

– Si lo hubiese hecho en un año, posiblemente me hubiera metido demasiado en la historia, pero he estado entrando y saliendo porque no puedes dedicarte únicamente a esto. El guion es muy comprometido y riguroso con una realidad que por suerte no nos ha tocado vivir de una manera personal, pero está ahí.

– ¿Cómo ha convivido con Antoine, un personaje con el que es difícil empatizar?

– Como le ocurre a los actores, me adapto a un papel. Antoine es un personaje que está de vuelta; está haciendo un análisis de su vida y se da cuenta de que la ha cagado completamente, y está como intentando recuperar todo lo que no tiene remedio. La idea de esa ciudad fantasma en la que reside está muy bien como decorado, como envoltorio de lo que es su vida y sus fantasmas.

– Curiosamente, se ha estrenado en el cómic con dos personajes (Goya y Antoine) atormentados.

– Yo no elegí el guion, pero son cosas que pasan. Aunque quizá sea mejor esta línea de ir por el filo de la navaja, de hacer cosas distintas y que te comprometan, porque con un personaje amable o blando no te la juegas tanto y a mí, en ese aspecto, me gusta jugármela.