Envejecimiento de la piel, ¿lo podemos frenar?

El envejecimiento cronológico está determinado genéticamente, lo que hace que la piel de una mujer envejezca mucho antes que la de otra de la misma edad. Poco podemos hacer para luchar contra él y sus síntomas son la flacidez, la pérdida de tersura y luminosidad y las arrugas.

El fotoenvejecimiento es el envejecimiento causado por la acumulación de las agresiones a nuestra piel procedentes de los rayos ultravioletas del sol y del medio ambiente, así como por unos hábitos de vida poco saludables.

El envejecimiento hormonal está fundamentalmente relacionado con los efectos de la menopausia. El descenso del nivel de estrógenos facilita la aparición de arrugas.

Vamos notando que nuestra piel envejece por la aparición de manchas que se deben principalmente a los efectos acumulativos de los rayos UVA que alteran la producción de melanina por los melanocitos. Se denominan lentigos solares o manchas solares.

La aparición poco a poco de las arrugas de expresión que se forman con el tiempo es debido a que la piel pierde colágeno y elasticidad. Las arrugas van apareciendo, al principio poco profundas, pero cada vez son mayores y más numerosas.

Otro síntoma del envejecimiento de nuestra piel es la aparición de cuperosis. La epidermis se adelgaza y los capilares se transparentan tan claramente que cada vez en nuestro rostro aparecen más rojeces. Cada vez es mayor la deshidratación que se va produciendo en nuestra piel.

Son varios los factores que favorecen el envejecimiento de nuestra piel: el sol, el tabaco, la contaminación, una inadecuada alimentación, el alcohol, el estrés, la vida sedentaria, el abuso y mal uso de los cosméticos y una actitud negativa y pesimista de la vida.

El sol es sin duda el factor externo que más influye en el envejecimiento de nuestra piel, además, los daños que provoca en la infancia nos repercutirá en la edad adulta, ya que la piel guarda memoria del sol y sobre todo si se ha sufrido quemaduras solares en la infancia.

El tabaco, junto con el sol, son los dos factores que más influyen en el proceso de envejecimiento. La piel del fumador o fumadora se caracteriza por tener más arrugas. La contaminación también influye, así como el abuso de alcohol.

Una alimentación sana y equilibrada favorece una mejor piel. La dieta es fundamental para mantener una buena función antioxidante. El estrés, la falta de sueño, etc., favorece la formación de arrugas. El ejercicio físico practicado de una manera regular, adecuado a nuestra edad y estado de salud, es determinante a la hora de mejorar nuestra piel y nuestra salud.

Es importante usar los cosméticos adecuados para nuestro tipo de piel. Hay que realizar una buena limpieza, hidratación y fotoprotección de nuestra piel. Mantener una mente activa y positiva será muy importante para nuestra piel y nuestra salud.

¿Y qué podemos hacer para cuidar y mejorar nuestra piel? Lo primero y más importante, confiar en nuestro dermatólogo, hablar con él en un diálogo en el que le expongamos lo que deseamos y él nos dirá lo que se puede hacer y qué resultados se van a obtener. Sin desear ni esperar milagros, sino los mejores resultados que hoy nos puede ofrecer la dermatología estética y cosmética.

Debemos aceptar que nuestro organismo va sumando años, pero con unos hábitos de vida saludable, usando una fotoprotección adecuada, evitando el tabaco, con una sana alimentación, haciendo ejercicio, durmiendo las horas necesarias y con los tratamientos que comentaremos en un próximo artículo, mantendremos bien nuestra piel.