Demasiado dirigido a adolescentes
La compañía de teatro Lajoven es un proyecto para «poner las artes escénicas y la música al servicio de la sociedad, con especial énfasis en ... jóvenes y adolescentes» y que produce «un teatro no para sino con jóvenes artistas, técnicos y gestores». Es la de Lajoven una auténtica utopía, un refugio del arte en su concepción pura al margen de industrias. La obra 'Praga, 1941. Jóvenes rubios no paran de gritar frente a mi casa' es una función aparentemente sencilla, un monólogo del actor Fernando Sainz de la Maza que apenas cuenta con unos pocos elementos sobre el escenario, unas maquetas de casas con las que va construyendo la historia. Y la historia, en realidad, es casi como un cuentacuentos. Parece una mezcla entre el 'Diario de Ana Frank' y 'El niño con el pijama de rayas'.
Un joven encuentra un diario de 1941 en el sótano de su casa, lo lee y descubre la vida de un muchacho de su edad en plena II Guerra Mundial tras la invasión nazi de Praga. La representación fusiona el presente y el pasado con un lenguaje más narrativo que teatral, de manera que pierde fuerza porque la exigencia al espectador es máxima. Las dos últimas funciones en el Teatro Bretón han sido monólogos interpretados por jóvenes contando dos peripecias vitales muy extremas, la de un menor inmigrante que llega a España solo y la de un joven en pleno holocausto judío. La primera tuvo una fuerza arrolladora solo con exponer los hechos tal y como ocurrieron. La segunda, en cambio, no consiguió el mismo poder de atracción, a pesar de estar basada en el 'Diario de Praga (1941-1942)' de Petr Ginz, tal vez por la ausencia de un referente verídico como fue el propio actor en la primera obra, el protagonista real de la historia.
Lajoven ha hecho un buen trabajo, 'Praga, 1941' es un montaje válido, pero tal vez es un espectáculo demasiado dirigido a adolescentes, a pesar de renegar de ese concepto, aunque fuera nominado a los Premios Max a Mejor Espectáculo Juvenil o Familiar. Al día siguiente de la función del domingo, el pasado lunes, la compañía realizó una segunda representación en Logroño para alumnos de Secundaria. Y es que en la pieza se ahorra mucha información, elementos que, como en la extraordinaria película 'La zona de interés', son prescindibles cuando el público conoce lo que se omite, de lo contrario, resulta imprescindible. Y eso ocurre con 'Praga, 1941', que de la forma en la que está contada parece más una fantasía que una realidad. Hay una segunda historia que vertebra la primera y, por tanto, la función, el hallazgo de un dibujo de Ginz que popularizó el malogrado transbordador espacial Columbia y que el protagonista devuelve a la familia, una aparente ficción que parece más real que la parte real.
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