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Sigourney Weaver.
Sigourney Weaver, un Premio Donostia con clase

Sigourney Weaver, un Premio Donostia con clase

La protagonista de 'Alien' y 'Los Cazafantasmas' recogerá el galardón del certamen donostiarra y presentará 'Un monstruo viene a verme', de J.A. Bayona

oskar belategui

Martes, 19 de julio 2016, 15:20

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Clase a toneladas y un puñado de peliculones. Sigourney Weaver inundará de glamour el Festival de San Sebastián, que el próximo 16 de septiembre arrancará su 64 edición con la actriz estadounidense como flamante Premio Donostia. La protagonista de Alien y Los cazafantasmas sí que es una estrella de primera fila, a diferencia de Emily Watson el año pasado, una intérprete eminente pero desconocida por el gran público. Weaver presentará de paso Un monstruo viene a verme, la nueva película del autor de Lo imposible, Juan Antonio Bayona, que participa en la sección oficial fuera de concurso.

Alta, estilosa, inteligente, sofisticada, neoyorquina de pro, Susan Alexandra Weaver se cambió el nombre por el de un personaje de El gran Gatsby para reinar en el cine comercial de los 80 y 90. Fue algo así como el sex symbol del hombre pensante, especializada en personajes de mujeres fuertes y con carácter. El carisma le venía de cuna. Nacida en Manhattan en 1949, su padre era un poderoso productor televisivo y su madre una actriz inglesa que sacrificó su carrera por su familia. A los diez años ya había vivido en 30 casas diferentes, rodeada de sirvientas y niñeras.

Weaver estudió Literatura Inglesa en Stanford y Arte Dramático en Yale. Su debú en el cine en 1977 no fue muy memorable. Woody Allen la eligió para un papel en Annie Hall, aunque al final la sustituyó por Shelley Duvall. Por caridad, la sacó exactamente seis segundos en pantalla. Dos años más tarde, la actriz entraría en el panteón de heroínas cinematográficas como la teniente Ripley de Alien, el octavo pasajero. Tenía todos los boletos para ser un personaje secundario llamado a morir a las primeras de cambio, pero sorprendentemente acababa enfrentándose a la criatura alienígena en ropa interior. Una imagen icónica de la historia del cine.

Dos veces nominada al Oscar

Siete años más tarde, Ripley aparecía en Aliens convertida en una ruda y amargada soldado, que había hecho de la caza del bicho la razón de su vida. Y reviviría 200 años después de su muerte en Alien: Resurrección para seguir dando guerra por cuarta y última vez. Los otros dos pelotazos comerciales de Sigourney Weaver también pertenecen al género fantástico. En 1984 protagoniza Los Cazafantasmas, que cinco años más tarde tuvo una secuela y estos días conoce un reboot con un elenco femenino, en el que la actriz tiene una aparición. Pero para secuelas las de Avatar de James Cameron. En las tres que hay previstas la cuarta ¡para 2022! repetirá su papel de científica.

Dotada de una sensual y profunda voz que el cine de animación ha explotado (Wall-e, Buscando a Dory), Weaver ha estado dos veces nominada al Oscar: por su papel de la primatóloga Dian Fossey en Gorilas en la niebla y por su ejecutiva sin escrúpulos en la comedia de Mike Nichols Armas de mujer. Entre sus títulos más memorables, El año que vivimos peligrosamente, La calle de la Media Luna, La muerte y la doncella, La tormenta de hielo, Héroes fuera de órbita... En la última década también ha frecuentado la televisión -fue la secretaria de Estado de EE UU en Political Animals- y trabajado a las órdenes del español Rodrigo Cortés en Luces rojas. En otoño volverá al planeta Pandora de Cameron y recuperará a la teniente Ripley en el Alien de Neill Blomkamp.

Weaver, que recogerá el Premio Donostia el 21 de septiembre, lleva casada con el director Jim Simpson desde 1984 y tienen una hija de 25 años. Sigue viviendo en el Upper East Side, lejos de Hollywood, y practicando kárate.

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