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Luis Tosar en 'Toro'.
'Toro', un thriller cañí

'Toro', un thriller cañí

Kike Maíllo reúne a actores de tres generaciones del cine español en su nueva película

Álvaro Soto

Viernes, 22 de abril 2016, 20:42

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El director Kike Maíllo ha reunido en su nueva película, 'Toro', a tres de los representantes más destacados de sendas generaciones del cine español. José Sacristán, Luis Tosar y Mario Casas se ponen en manos del cineasta catalán, que con 'Toro' cambia totalmente de registro: del melodrama futurista de 'Eva', la película que le dio a conocer y con la que ganó el Goya a Mejor Director Novel en 2012, al thriller de acción más frenético. «Yo creo que es una evolución natural», explica Maíllo; «en el final de 'Eva' toda la verdad sale a flote y en 'Toro', el thriller es la manera de contar esa verdad».

La cinta, que ha inaugurado este viernes el Festival de Málaga, coincidiendo con su estreno en los cines, cuenta con todos los elementos del cine clásico. «En realidad, es un 'western', un género en el que cabe una persecución, el robo de un banco...», destaca el director. Un 'western' cañí, que transcurre en Andalucía y que aborda la cara B de un sector, el turismo, que a ojos de Maíllo, no es tan limpio como puede parecer. «Me resulta curioso pensar que todas las semanas surgen noticias de corrupción en la construcción, pero nunca en el turismo», afirma. Y es en ese contexto oscuro en el que cobran vida propia los grandes rascacielos de la Costa del Sol, una metáfora de la sociedad: «Abajo los que pintan poco, arriba está la casta».

Los de abajo son Toro (Mario Casas) y López (Luis Tosar), dos hermanos que se han intercambiado los papeles. El más serio es el pequeño, Toro, que después de una juventud turbulenta, trata de escapar del crimen, pero tras cinco años limpio, se ve arrastrado a él otra vez por López, «un tipo débil pero con encanto que se lleva a la gente al huerto», explica Tosar, que lidera la nueva ola del cine español de acción con cintas como 'El desconocido' y 'Cien años de perdón'. «'Toro' es una película diferente, por los personajes y porque es una destilación de otros estilos, con elementos más cañís y como fondo una España rara», relata el actor, ganador de tres Goyas y que comparte plano con Mario Casas, la gran estrella de la camada de jóvenes intérpretes nacionales. Casas, que llevó a cabo un notable trabajo de transformación física para este papel, asegura que se enamoró del guión de la película nada más abrirlo, «al llegar a la página ocho». «Como actor, me miro en las generaciones anteriores, y tanto Luis como José Sacristán, que se reinventa cada década, son dos grandes ejemplos».

La casta que quería retratar Maíllo la representa Romano, un 'padrino' al estilo español que interpreta Sacristán. Cofrade y criminal, Sacristán mueve los hilos de la mafia en la Costa del Sol. «A partir de cierta cantidad, es imposible que el dinero sea limpio», apunta el actor, que se siente «monja antes que maestro» y que está encantado de implicarse a fondo en una película con actores y un director más joven que él, arriesgando en un momento en que algunos de sus coetáneos van a lo seguro. «Si estás siempre mirando hacia atrás, te chocas con las farolas. En este oficio siempre aprendes, cosas del trabajo y cosas de la vida, qué puñetas», celebra Sacristán, que también está en el teatro con 'La muñeca de porcelana', de David Mamet, una obra que le permite reflexionar sobre la situación política de España. «Ahí se dice que el mundo está lleno de gilipollas, y muchos con derecho a voto. Pero los políticos no están ahí por accidente, los hemos puesto nosotros y son el reflejo de nuestras incapacidades y nuestra manera de mirar a otro lado», se lamenta, antes de criticar a los partidos de izquierdas por no pactar un nuevo gobierno. «No me gusta que no haya habido un acuerdo de la izquierda que procurara un giro a nuestro país».

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