Lola Herrera | Actriz
«Si a alguien no le gusta que diga lo que pienso que no venga al teatro»La gran dama de la escena habla de la edad con naturalidad, de su trabajo con pasión y del mundo con inquietud pero sin temor: «A estas alturas no hay miedo»
«El mundo está lleno de mujeres estupendas». La gran actriz Lola Herrera (Valladolid, 1935) lo dice por la artista sudafricana Helen Martins, la mujer ... a quien interpreta en 'Camino a La Meca', que este fin de semana ha abierto el Festival de Teatro de Logroño con dos funciones en el Bretón y el público volcado ante una de las damas fundamentales de la escena española. Ha sido en varias ocasiones la inolvidable Menchu de 'Cinco horas con Mario' (1979-2002) y se interpretó a sí misma en la valiente 'Sesión de noche' (1981). A los noventa años sigue en pie en los escenarios encarnando a una mujer que tuvo que rebelarse contra los estamentos y convenciones sociales. Sin duda, ella también es una de esas mujeres extraordinarias que ha luchado y sigue luchando por su libertad. Habla de la edad con naturalidad, de su trabajo con pasión y del mundo con inquietud. Y, sobre todo, habla sin temor: «A estas alturas el miedo no existe».
– ¿Cómo está?
– Muy bien. Aquí un año más. De gira, yendo y viniendo. Con el trasiego de estar viajando todas las semanas, pero encantada porque la función está gustando mucho.
– ¿Qué le dice el médico sobre ese trajín de vida?
– El médico no se mete en mis asuntos (risas). Lo que pasa es que tuve una caída hace tiempo y me han quedado unas molestias que están intentando quitarme. Hago una rehabilitación y ya está. Incluso el día que me caí fui a trabajar después con todo roto. Estuve diecisiete días así y por eso me han quedado secuelas más complicadas que si me hubiera quedado quieta. Pero, vaya, que no es una cosa del otro jueves.
– ¿Ninguna prevención especial por la edad?
– Nada, puedo hacer mi vida tranquilamente.
– Siempre pondera las verduras riojanas, así que venir a actuar a Logroño tendrá ese atractivo extra.
– Sí, me gustan mucho las judías verdes y las acelgas de La Rioja rehogadas con zanahoria y un poco de aceite de oliva.
– ¿Su secreto es la dieta?
– Yo no hago dietas raras. Como sano, como de todo, con sentido común y ya está. Ya tengo edad para tener sentido común, ¿no?
– ¿No sé qué me admira más de usted, si la fortaleza que demuestra o lo moderna que es?
– No sé si he sido moderna. Yo he sido siempre una mujer de vivir el día a día, de vivir el presente y de hacer pocas cábalas de futuro, porque eso lo haces según vas andando. Y lo que tenga que venir, ya llegará, ¿no?
– Siempre está muy conectada a la actualidad.
– Me gusta estar enterada de la actualidad del mundo y de mi país. Me gusta estar conectada con la gente que quiero y me gusta ir al teatro, hacer una función y conectar con el público, que es lo que hago. Quizás esté mejor que otras personas de mi edad que no tienen la suerte de tener una buena salud, unos buenos genes y una profesión que me encanta.
– ¿Qué le anima a seguir trabajando?
– Es una pasión y las pasiones no necesitan nada más; o las cumples o no las cumples. Afortunadamente sigo teniendo capacidad para hacer mi trabajo, siguen ofreciéndome cosas que me atraen y el público sigue respondiendo. Lo que debe de chocar es que tengo noventa años y estoy en el escenario. Verdaderamente es que estoy en condiciones para estar ahí.
«Tengo noventa años. Ni me espanto ni presumo de ello. En otras cosas no he tenido tanta suerte»
«Lo que conseguimos las mujeres parece que no tuviera consistencia, se cuestiona siempre»
– Lo dice como si tal cosa.
– Es que tengo noventa años; ni me espanto ni presumo de ello, simplemente es lo que es. He llegado hasta aquí. No sé hasta dónde más llegaré, pero hasta aquí he llegado en buenas condiciones. Estoy pudiendo hacer una vida muy gratificante. Tengo esa suerte. En otras cosas no he tenido tanta suerte, pero en cuestión de salud y trabajo, sí.
– ¿En qué no ha tenido suerte?
– En muchas cosas, pero eso ya es cosa sabida. Yo ya estoy en el final de mi recorrido, pero no voy a echar cuentas de lo que me ha pasado a lo largo de la vida. Lo que pasó pasó, lo enfrenté como pude y nada más. A lo largo de una vida pasan muchas cosas y yo me quedo con lo mejor, como dije en mi libro de memorias. Yo no me quedo enganchada a nada que me haya pasado, ni bueno ni malo. Lo bueno me edifica y me hace más fuerte y lo malo trato de curarlo y de dejarlo atrás. Quizás eso sea saludable y por eso estoy todavía aquí.
– ¿Qué le atrajo de 'Camino a La Meca'?
– Yo tenía noticia de esa obra porque China Zorrilla la estuvo haciendo cuatro o cinco años en Buenos Aires con mucho éxito. Claudio Tolcachir me dio a leer varios textos, pero nos quedamos con este. Trabajar con él ha sido un regalo maravilloso que me ha hecho la vida y lo disfruto todos los días. El público lo está disfrutando muchísimo también.
– ¿Qué ha aprendido de Helen Martins, esa mujer tan especial?
– He sacado la conclusión de que el mundo está lleno de mujeres estupendas. Helen Martins fue estupenda de verdad. Tuvo que enfrentarse a muchas cosas y defender su libertad en un momento y en un país, la Sudáfrica del apartheid, que no eran los mejores para que una mujer pudiera ser libre. Es un ejemplo de valentía y de que en el mundo, cada una donde puede, hay mujeres que ejercen su libertad como pueden, como podemos, y eso tiene mucho valor. Está muy bien recordar aquello a través de un ejemplo de mujer que por encima de todo decidió hacer lo que ella quería.
– Usted también ha tenido que romper algunas barreras.
– Las mujeres hemos conseguido muchas cosas entre todas y cada una por su parte. La lucha feminista tiene que ser individual y común. Una no puede esperar a que nadie le saque las castañas del fuego sino tener una actitud de estar por labor de empujar. Si empujamos todas conseguimos algo. Y llevamos empujando desde que el mundo es mundo, con algunos lapsus por ahí... y seguimos luchando. Porque lo que conseguimos las mujeres parece que no tuvieran consistencia definitiva, se cuestiona siempre. Y ahora precisamente estamos en un momento en que podemos perder muchas cosas si no estamos listísimas... y listísimos. Los derechos no los podemos perder.
– De hecho, cuanto mayor es el empuje del feminismo mayor es la reacción machista.
– Porque estamos en una ola de extrema derecha en toda Europa y en América. Estamos en un momento de regresión, de vuelta a la prohibición de todo tipo, de vuelta a las dictaduras. No sé hasta dónde retrocederemos, espero que no demasiado, pero es un momento complicado al que no encuentro ningún sentido. Pero, bueno... la gente vota. Yo, desde mis noventa años, les pido que piensen bien lo que votan.
– También la reacción es contra la libertad de expresión. Se está señalando a periodistas, comunicadores, humoristas, artistas... ¿Qué opina?
– A todos. Yo, que nací un año antes de la guerra, empecé a trabajar con la censura. Así que todo eso me lo sé de memoria, yo lo he vivido, no me lo ha contado nadie. Pero parece ser que no hemos contado muy bien la historia porque hay un resurgimiento del atropello al que yo no le encuentro ningún sentido. No lo puedo entender. Tengo una sensación extraña, una sensación de pérdida. No sé a dónde va a llegar esto, no lo sé pero me inquieta.
«No sé si soy moderna. He sido de vivir el día a día. Y lo que tenga que venir, ya llegará, ¿no?»
«No hemos debido de contar bien la historia porque hay un resurgimiento del atropello»
– Tiene un carácter crítico.
– El carácter en parte me lo formaron mis padres: soy una persona que tengo confianza, no tengo sensación de catástrofe en mi persona ni en mi entorno. Pero tengo sensación de catástrofe de ver cómo está el mundo, pero yo no puedo hacer nada.
– La veo a menudo con su pañuelo palestino.
– Es lo menos que puedo hacer, ponerme mi pañuelo y gritar 'asesinos' a los que están matando a la gente de aquella manera en Palestina y en otros muchos sitios también. Eso me espanta. Pero en mi vida trato de tener armonía y trato de vivir con normalidad lo que me toca.
– ¿No le da miedo opinar?
– Es que vivimos en una democracia, podemos decir lo que pensamos y protestar por aquello con lo que no estamos de acuerdo. Yo ya viví yo los años de la dictadura, todos aquellos años. No entiendo que el mundo entero no se haya volcado contra este genocidio, me parece una deshumanización generalizada terrorífica.
– ¿Entiende que haya gente a la que no le guste que los actores y las actrices se manifiesten abiertamente?
– No lo entiendo; los actores y las actrices somos personas, somos hombres y mujeres, tenemos todo el derecho a pronunciarnos. Si a alguien no le gusta que diga lo que pienso que no venga al teatro. Estaría bueno que tuviéramos que maquillar nuestra opinión. Estamos en una democracia, insisto, podemos hablar de nuestros desacuerdos. Tenemos todo el derecho, no tenemos que justificarnos por hacerlo.
– Ve como si es moderna.
– No soy moderna, soy una persona que piensa con la cabeza. A estas alturas el miedo no existe, tenemos todo el derecho a opinar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión