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'Cristalería', de Albert Renger-Patzsch.
Albert Renger-Patzsch, la esencia de la fotografía

Albert Renger-Patzsch, la esencia de la fotografía

Apóstol del rigor y la sobriedad, la Fundación Mapfre revisa la obra del influyente fotógrafo alemán

Miguel Lorenci

Miércoles, 21 de junio 2017, 01:36

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«No se pude concebir la vida moderna sin la fotografía». En 1927 lo tenía muy claro Albert Renger-Patzsch (Würzburgo, 1897 - Wamel, 1966), uno de los grandes y más influyentes fotógrafos del siglo XX. La Fundación Mapfre dedica una gran retrospectiva a este apóstol de la Nueva Objetividad. 'La perspectiva de las cosas', reúne casi 200 instantáneas del fotógrafo alemán que estableció la sobriedad, el realismo, el rigor y una inquebrantable neutralidad como máximas irrenunciables y de la fotografía. Un medio que acomodó con pleno derecho entre las Bellas Artes para mostrar la belleza de un mundo dinámico y cambiante. La muestra es todo un hito que, al margen de PHotoEspaña, Mapfre complementa con una selección de retratos de su colección.

Surgida tras la Primera Guerra Mundial como reacción al expresionismo, la Nueva Objetividad apostó por representar el mundo del modo más objetivo posible. Renger-Patzsch, su gran valedor, dotó a fotografía de «una identidad estética y conceptual propia» según destaca Sérgio Mah, comisario de una exposición que ha necesitado dos años de trabajo.

Con 185 fotografías y abundante material documental, es una de las mayores retrospectivas sobre Renger-Patzsch. Recorre casi cinco décadas en las que alumbró una obra de «extremada originalidad, sobria y de un riguroso planteamiento técnico y formal». «La cámara le sirve para intensificar nuestra consciencia y perspectiva de las cosas», dice Mah, profesor en la Universidad Nova de Lisboa que invita reflexionar «sobre la verdad de la fotografía hoy, ante su presunto final en la era digital y el inicio de la 'postfotografía'».

La gran atención al detalle, el realce de los aspectos más formales, estructurales y materiales de los objetos son «primordiales» en las imágenes de Renger-Patzsch. Según Mah «abrió el debate sobre la esencia de la fotografía» y «reafirmó su realismo, objetividad y neutralidad», las cualidades que la dotan de un papel privilegiado en la representación y percepción de la realidad. Son los cimientos de un estilo «sencillo y sobrio», producto de su concepción de la cámara «como aparato técnico capaz de trasmitir rigurosamente la naturaleza de las cosas y de reforzar nuestra consciencia sobre ellas».

Rompió con las prácticas anteriores para dotar a la fotografía de una identidad propia, alejada de la herencia pictorialista y experimental de las vanguardias de principios del siglo XX. «Rechaza la transversalidad del arte y apuesta por lo que es único y especifico de la foto», apunta Mah, que destaca su combinación «de las cualidades descriptivas y objetivas de la fotografía con sus aptitudes estéticas».

La exposición recorre la carrera de Renger-Patzsch desde de 1920 hasta 1960. Repasa la amplia gama de géneros y temas que abordó en tres momentos cruciales. Se abre con sus años iniciales y las imágenes de plantas que captó para la editora Folkwang/Auriga, y la profusión de temas presente en su libro 'El mundo es bello' (1928), un catecismo con sus postulados estéticos que no ha dejado de editarse nunca.

Continúa con su traslado a la zona del Ruhr, una época de intensa producción en torno a las arquitecturas industriales y en la que establece un patrón aún vigente sobre la fotografía fabril, técnica e industrial. Concluye en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando retorna a la naturaleza y a los paisajes, apostando por una exquisita depuración formal después de que los bombardeos aliados redujeran a cenizas todo su archivo.

Fotógrafo muy prolífico en un período marcado por las tensiones políticas y grandes cambios sociales y económicos, su trabajo «evidencia de modo genial que el realismo es solo una manera estética de intensificar al percepción de ese mundo cambiante», resume el comisario. «Su realismo se conecta con la racionalidad de la máquina», dice Mah. Enlaza así naturaleza y tecnología, un mundo dado (la naturaleza) y el heredado (del pasado, de la tradición), con el mundo nuevo, (transformado por el hombre), que emerge con la cultura moderna, urbana e industrial.

Renger-Patzsch publicó medio centenar de ensayos en los que plasmó sus convicciones y difundió su trabajo. Títulos como 'Fotografías de plantas', (1923), 'El Mundo de las plantas (1924), 'Lübeck' (1928) o 'Hamburg' (1930).

La muestra, que viajará en otoño al parisino Jeu de Paume, ha contado con préstamos de importantes colecciones e instituciones, como la Fundación Ann y Jürgen Wilde, Pinakothek der Moderne (Múnich), Galerie Berinson (Berlín), Museum Folkwang (Essen), Museum Ludwig (Colonia) y Centre Georges Pompidou (París).

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