El Collado verá la luz eléctrica tras décadas de reivindicación

Marcos y Lucía son dos de los escasos censados de El Collado, una de las aldeas de Santa Engracia del Jubera, como Santa Marina, San Martín, Santa Cecilia... Allí, a más de mil metros de altitud, las casas en ruinas son mayoría, como la iglesia de San Juan Bautista y las ermitas del Santo Cristo y Santa Elena. Cabe señalar que a mediados del siglo XIX El Collado tenía medio millar de habitantes, mientras que ahora es uno de los pueblos más recónditos y desconocidos de La Rioja.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Santa Engracia, con el apoyo del Gobierno de La Rioja, ha licitado la obra de instalación de una comunidad energética rural en esta aldea por una base de 216.294,84 euros (IVA incluido) y seis meses de plazo de ejecución. Durante la anterior legislatura se realizó una primera fase y ahora, en la segunda, tras Luezas, es el turno de El Collado. Tal y como expone la memoria del proyecto, «una de las principales trabas para la reconstrucción de viviendas es la no disponibilidad de una red fija de suministro eléctrico que pueda cubrir las necesidades energéticas de los usuarios», es por eso que «para alimentar los receptores eléctricos de las viviendas los habitantes de El Collado se ven obligados al uso de grupos electrógenos o pequeñas instalaciones solares y eólicas aisladas».

«Se hace realidad lo que veníamos pidiendo hace más de 30 años. Nosotros tenemos placas solares pero no es lo ideal porque ante días sin sol las baterías se agotan. La solución es esta, huertos solares, ya que por cable no es posible el suministro al encontrarnos en la Reserva de la Biosfera», explica Marcos Moya, vecino de El Collado. «La electricidad es un servicio básico, aunque ahora nos falta una nueva captación de agua, porque manantiales tenemos, pero la paradoja es que las fuentes y el depósito están secos y tienen que venir con camión cisterna», advierte Marcos.

La cobertura telefónica y la comunicación por carretera, en realidad una pista forestal asfaltada, son otros problemas del pueblo, que solo los fines de semana parece recobrar algo de vida. «El fallecimiento de las personas mayores y la falta de relevo generacional, al no haber servicios básicos, es lo que ha provocado la despoblación», piensa Marcos.