El Bar Marisa de Castañares de Rioja cambia los fogones por las renovables
Marisa y Juan Carlos cierran las puertas de su establecimiento después de casi 36 años para pasar a formar parte de la plantilla de Aresol
Después de casi 36 años alimentando diariamente a decenas de personas de la comarca, el Bar Marisa de Castañares de Rioja cierra sus puertas. Y ... en su despedida, celebrada esta noche, el establecimiento se convirtió en una auténtica fiesta con música, comida e incluso un toro de fuego.
«Una fiesta para todas las edades, que es lo bueno que tenemos nosotros», señalaba Juan Carlos Martínez, quien junto a su mujer, Marisa Ortún, cogió el bar casi recién casados. «Era un bar que llevaba funcionando un año y lo compramos. Esta ha sido nuestra vida». La pareja es de Castañares, como lo fueron sus padres y sus abuelos. «De hecho seguimos viviendo aquí, encima del bar, porque la casa es nuestra».
«Surgió esta oportunidad, en la puerta de casa y a nuestra edad es una solución tras años de demasiado trabajo»
El año pasado celebraron con mucho éxito el 35 aniversario, pero entonces aún no sabían que su destino poco después estaría lejos de la hostelería. «Por suerte, por demasiado trabajo... cada vez hay menos bares en Castañares. Cada vez hay más gente. Nosotros hemos tenido la suerte de tener siempre el bar a tope. Abrimos a las 9 de la mañana y cerramos a las 4 de la mañana. Entonces, los veranos nos pueden». El resto del año y desde que tuvieron a su primer hijo, hace 30 años, decidieron abrir en invierno solo viernes, sábado y domingo. «Algo que nos permite vivir, que no es poco. Pero en verano, que abrimos todos los días, son jornadas de 18 y 20 horas diarias», lamenta.
Por este motivo, consideraron que ya era hora de bajar el ritmo. «Tenemos casi 59 años y a este rimo no llegábamos a viejos. Entonces surgió la oportunidad de los cursos de Bañares, que impartía Aresol sobre las instalaciones de parques solares, y nos aceptaban a los dos. Era una oportunidad en la puerta de casa, con nuestra edad, cuando ya no es fácil cambiar de trabajo», explica. Así que Martínez comenzó un curso de octubre a febrero y el 3 de marzo empezó a trabajar. «Ese mismo día empezó Marisa el curso, lo termina en julio y también entrará a trabajar, porque ahora mismo hay muchísimo trabajo».
Reconoce que nunca se habían planteado llevar el currículum «a ningún sitio por ahí, pero surgió esta oportunidad, en la puerta de casa, y nosotros que estábamos cansados del bar y que los hijos por fin han volado, hemos encontrado una solución aquí».
En la empresa, Juan Carlos se dedica actualmente a labores de montaje, porque los parques aún no están en funcionamiento. Hace labores de rectificación y mecanizados. «Pero, como tenemos el grado medio que se imparte en Bañares, la empresa nos ha garantizado que, cuando esto funcione, los que hemos hecho el curso nos quedaremos en mantenimiento. Por eso Aresol ha invertido en nosotros, porque el curso es totalmente gratis», comenta.
Hay más de 200 personas trabajando en la planta y más de un centenar son de la zona. De Castañares, de momento, están Marisa y él, pero más de una decena proceden de Haro y también de localidades limítrofes como Hervías, Santo Domingo, Cirueña, Villalobar, etc.
En cuanto al Bar Marisa, no hay relevo y tampoco contemplan alquilárselo a nadie. «Es nuestra casa, como otro hijo más. Nos da mucha pena porque es precioso», señala Juan Carlos Martínez. «Ahora se convertirá en un choco enorme, un capricho con cocina, baño, mesas, barras y de todo. Y lo disfrutaremos con la familia y los amigos», dice.
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