«Fue como un terremoto pero a lo bestia»

Verónica es una de la veintena de vecinos desalojados. En la mañana de este lunes se acercó con su perro a la plaza de España para tratar de saber más de lo ocurrido e intentar regresar a su casa. «Yo no me he fijado nunca en la torre porque las ventanas de mi casa no dan a la iglesia, pero si los vecinos dicen que había grietas, será verdad», declaró. Y es que la existencia de fisuras en la torre tras la restauración de 2017 era algo comentado en Viguera en diversos corrillos, aunque tal vez nadie les había dado excesiva importancia. Hasta ahora.

No obstante, lo que preocupa a los desalojados en estos momentos es poder regresar a sus viviendas, algo que todavía no pueden hacer. «Nos fuimos por seguridad pero no sabemos nada, están estudiando el terreno y las consecuencias que ha podido tener el derrumbe antes de que nos dejen volver», explicó Verónica, que se ha reubicado en la casa de un familiar. Cuando se produjo el suceso ella estaba en casa y se temió lo peor. «Fue un susto muy gordo, como un terremoto pero a lo bestia, pensábamos que se había caído toda la parte de atrás de la iglesia hacia nuestras casas», relató Verónica.

«En mi mente no estaba que la torre de la iglesia se fuese a desplomar», confesó la vecina. Los Bomberos de Logroño les recomendaron pasar la noche fuera. «Tuve que irme con lo puesto a otra casa», confesó, pero también destacó la disposición del Ayuntamiento, que no solo puso a disposición de los afectados las casas rurales del pueblo sino, incluso, las propias viviendas particulares de los concejales.

«Fue un susto bastante grande porque sonó mucho, se levantó mucho polvo. Y sí que es cierto que se estaban viendo grietas», reconoció otro vecino. «Lo que no esperábamos es salir y no ver la torre. Fue un susto pero damos gracias a Dios porque no ha pasado nada más, salvo el daño material. Da pena no verla ahí pero ya estamos rezando para que nos la reconstruyan pronto», advirtió otra vecina.

Francisco y Rufina, casados hace más de 60 años en la iglesia de la Asunción, se acercaron a media mañana a la plaza para saber algo más de lo ocurrido. «Anoche no sabíamos nada. Nosotros ni nos enteramos, nos llamó nuestro hijo, que vive en la parte de abajo, a ver si estábamos bien: 'Mamá, ¿no habéis oído un temblor?' ¡Pero qué dices, hijo!», recordó Rufina. «Todo el personal se pegó un susto tremendo. Cómo no nos vamos a asustar, pero por los demás. Gracias a Dios no ha pasado nada, más que la torre», explicó Francisco Elías, de 88 años.

Ellos no fueron desalojados, pero sí Florencio y Julia, en la misma calle La Carrera. «Ha sido un golpe tremendo de fuerte. Hemos salido a la calle, a la baranda, y no se veía nada del polvo que había, así que hemos subido corriendo pensando que se nos había caído a nosotros y hemos visto la torre derruida», contaba en la noche del domingo Julia minutos después del suceso. «Nos hemos asustado mucho. Solo cuando hemos subido al ático hemos visto que se había caído la torre y hemos llamado al alcalde pero ya lo sabía. Yo creo que se ha oído en todo el pueblo del trompazo que ha dado», remarcaba Julia.

A esta mala noticia de pérdida de patrimonio de Viguera se unió en la mañana del lunes el fallecimiento de un vecino que, si bien no tuvo relación con el derrumbe de la torre, coincidió en el tiempo y el espacio. En la calle San Miguel un hombre apareció inconsciente en su domicilio, y aunque los servicios de emergencias intentaron reanimarlo, no lo lograron y falleció pasadas las 10.00 horas. Su hallazgo generó cierto revuelo en una plaza de España llena de patrullas de Guardia Civil, Bomberos y ambulancias. Según algunos testigos, el vecino sufría patologías previas y era de avanzada edad.

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