Oreja para Bastos en un festejo tibio
El portugués, que brindó a Diego Urdiales el cuarto, paseó el único trofeo en una interesante novillada de El Retamar que no acabó de verse desde los tendidos
Pasaban ocho minutos de las 17.30 horas cuando dio comienzo el paseíllo interrumpido por un minuto de silencio en memoria de Amador León que ... culminó con la entrega de flores a la familia y compañeros del finado. Quitando la zona de las peñas, la respuesta del público fue tan tibia como la celebración de la edición número cincuenta del Zapato de Oro. Y es que, en el Arnedo Arena, no hubo ninguna mención a la efeméride.
En primer lugar saltó al ruedo un astado muy flojo de apoyos que fue protestado tras los lances de probatura de Tomás Bastos. Después de un amago de tercio de varas el portugués realizó un quite por tafalleras. Con poco que destacar en banderillas el novillero se fue a los medios a brindar al público. Acto seguido, el joven dio inicio al trasteo por bajo con mucho mimo cuidando al tullido que le tocó en suerte. No pudo atacar mucho así que tiró líneas en una actuación en la que se echó en falta ajuste. Falló con la tizona en varias ocasiones y escuchó un aviso.
Por verónicas fue sacando Bastos a los medios al que fue el cuarto del festejo. Tras el brindis a Diego Urdiales, el novillero luso rubricó un inicio de faena muy inspirado por abajo. Acto seguido dio sitio y, casi en los medios, planteó su faena que fue diluyéndose poco a poco. El coletudo recetó derechazos mandones y con la zurza armó una serie de naturales encajados y de trazo largo. Cerró algo más al novillo que cada vez se pensaba más las embestidas. Bastos cambió de espada y se fue tras ella para dejarla arriba. De nuevo, sonó un aviso y cortó una oreja.
El segundo de la tarde tuvo más brío en la salida, Carlos Tirado toreó de capa intentando ahormar la embestida y remató el saludo por chicuelinas y una media. Tras el tercio de varas Tirado rubricó un quite también por chicuelinas. El espada comenzó el trasteo de rodillas en la segunda raya acompañando la embestida más que toreando. El novillo fue pronto al cite y el novillero armó una faena fundamentada en el buen pitón derecho pero faltó reducir la velocidad. Lo mismo sucedió en el toreo al natural. Regresó a la diestra y con buena colocación finalizó con la serie de mejor factura. Dejó media estocada un poco caída y se ayudó del verdugillo. Sonaron dos recados del palco. El novillero dio una vuelta al ruedo por su cuenta.
El quinto de la tarde no dio oportunidad a Tirado de lucirse con el percal. En banderillas se desmonteró Juan Márquez después de colocar dos buenos pares. El comienzo de la faena fue medido y Tirado encontró pronto los terrenos. El espada dio tiempo entre las series dejando reponer a un ejemplar que tuvo calidad por la derecha pero que se acabó pronto. Carlos Tirado no anduvo diestro con el estoque y pinchó en reiteradas ocasiones.
Julio Méndez apenas tuvo opción para lucirse con el capote en el que fue tercero. El de El Retamar salió suelto y acabó centrándose en el tercio de varas. Durante la faena de muleta Méndez, en lugar de dar sitio al novillo, apostó por los terrenos de cercanías y no entendió las protestas del animal que demandaba espacio. Con la espada mató a la segunda, en el primer intento la tizona le hizo guardia.
Méndez recibió al cierraplaza por verónicas. Después de un tercio de banderillas con poco lustre el novillero se puso de rodillas para recibir al novillo que embistió muy recto y arrolló de forma muy fea al espada que pasó a la enfermería. Se hizo cargo del ejemplar Tomás
Bastos, director de lidia, y cuando estaba rematando una serie ocurrió lo nunca visto: Méndez salió de la enfermería, quitó a su compañero y volvió al ruedo. Malestar en el callejón entre apoderados y una decisión que falta al respeto al compañerismo así como a otros valores de la tauromaquia y al reglamento taurino. ¿Así se cuida la fiesta? La faena de Méndez se basó en alardes, molinetes y poco más. Recibió un aviso.
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