«Si no tienes la tierra y las herramientas por la familia, es imposible empezar»
La muerte de su padre llevó a Francisco Javier Ruiz a tener que hacerse cargo de las tierras familiares cuando acababa de cumplir 18 y ... había comenzado a estudiar en Pamplona. Siempre le había gustado el campo y se iba a preparar para ello, pero no le dio tiempo a hacerlo en las aulas y tuvo que hacerlo de la mano de su abuelo, y muchas veces aprendiendo de los errores propios.
Está contento con su trabajo, pero reconoce que es muy duro, y más de la forma que él tuvo que hacerlo. «No es lo mismo ser mandado que mandar, y a mí me tocó hacerlo con 18 años. Afortunadamente, mi abuelo aunque estaba ya jubilado pudo echarme una mano y guiarme», admite este joven (27 años) cultiva en Aldeanueva de Ebro frutas y hortalizas, y también tiene viñedo.
–¿Entiende usted que los jóvenes no quieran trabajar en el campo?
– Claro, es que esto es muy duro. No solo porque no acompañan los precios, sino porque hay que meter muchas horas y aún así, si te llega una helada a destiempo o el granizo... Te quedas sin nada por mucho que hayas trabajado.
–Tampoco las circunstancias ayudan, parece complicado con los precios que se barajan poder empezar de cero.
– Yo creo que empezar de cero es imposible hoy en día. Con los precios que tiene la tierra y con el precio, por ejemplo de los tractores, necesitas mucho dinero para poder iniciar la actividad. Es imposible dedicarte a esto si no tienes las tierras y las herramientas de la familia... Uno solo no puede incorporarse.
– Pero existen ayudas, ¿no?
– Sí, pero cuando yo empecé hace nueve años, por ser joven agricultor recibí creo que 40.000 euros, pero cualquier tractor ya vale más que eso. Desde luego viene muy bien, pero es totalmente insuficiente si no tienes las espaldas cubiertas.
– Pese a todo, usted sigue ahí.
– Es que si te gusta y lo has mamado desde pequeño como en mi caso, pues lo vas llevando. Al final, te vas acostumbrando a meter muchas horas.
– Pero los demás lo ven, y no resulta atractivo imitarle.
– Desde luego, los amigos ven que estás siempre trabajando en el campo, que no puedes unirte a sus planes y que ni siquiera puedes hacer tú planes a futuro. Yo no puedo planear unas vacaciones porque dependo del tiempo.
– En esas circunstancias incluso la familia se tiene que resentir.
– Yo vivo con mi madre y la mayoría de los días me ve sólo por la noche porque hay muchos días que ni siquiera voy a comer a casa, sino que como en el campo. Unas veces es por trabajo y otras porque estoy lejos y no merece la pena volver. En invierno aún es un poco más tranquila la jornada, pero ahora en verano es muy larga y dura por el calor.
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