Expresábamos, la semana anterior, la intención de conocer el valor técnico de la 'vendimia en verde' integrada en su suelo. Tiempo atrás coincidíamos que los ... racimos tirados, tan solo fluían en la cuantía de mohos en ese suelo. Ahora experimentamos con más precisión.
Hemos preparado dos macetas. Cada una con 2,5 kilos de suelo de viña arcillo-calcárea, de cultivo convencional. Pero en una de ellas hemos incluido 75 gramos de racimo que en estas fechas suponía 1,7 grados y cierta presencia de pesticida superficial lavado con agua. Y hemos organizado controles semanales de los parámetros que hoy más nos preocupan y que son actitud ante el agua: penetración por gravedad y por capilaridad en el suelo.
La penetración por gravedad la apreciaremos por el desprendimiento de limo. Poniendo en tubo de ensayo, 20 centímetros cúbicos de agua y un gramo de suelo triturado. Agitamos y dejamos reposar durante dos horas, calibrando la turbidez final, en la zona alta. Y la capilaridad, colocando un gramo de tierra en raya, sobre cristal y echando, en un extremo una gota de agua. Con alta capilaridad, la humedad recorre 20 milímetros. Y con baja, apenas recorre 9 milímetros.
Son métodos sencillos que semanalmente haremos sobre las dos macetas. En principio han dado los mismos resultados pero cabe suponer que llegarán a ser divergentes. Pero en estas observaciones iniciales no debemos abstraernos de contar las semillas y han resultado 209 por cien bayas pero hemos adquirido una idea nueva. En estudios previos determinamos que el tamaño de la baya era proporcional al número de semillas a partir del envero. En esta campaña anotamos que también ocurre antes del envero. Que las bayas verdes eran pequeñas en bayas de una semilla y enormes en las de tres. También hemos salido a contar las semillas de uva en función del cultivo convencional y ecológico.
Para la gente joven que disfruta de las aventuras, recordar finalmente que la técnica permite exploraciones sin moverte de casa.
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