Coliflor: una cosecha con buenas perspectivas
En unas semanas dará comienzo una nueva campaña, que ha estado marcada por el calor inicial
En las próximas semanas dará comienzo la campaña de invierno de la coliflor amparada bajo el sello de la Indicación Geográfica Protegida Coliflor de Calahorra. Será cuando empiecen a recogerse las plantadas en el mes de julio. Porque cada variedad cuenta con su peculiaridad y esa riqueza distintiva permite que pueda consumirse durante casi todo el año. Ahora ha terminado de plantarse la coliflor cuya cosecha se iniciará en abril y en diciembre se plantará la que se coja en mayo o junio, que es la que se conoce como de primavera.
«Las coliflores tienen diferentes ciclos. La que recogeremos en noviembre tiene un ciclo de 85 días; la que hemos terminado de plantar ahora, 240. Pero hay variedades de 90, 120, 140 o 170 días», revela Pachi Llorente, agricultor de la SAT Valle del Rincón, con plantaciones en Alfaro y Rincón de Soto. «Igual antes estábamos treinta agricultores y ahora apenas somos cinco, y entre ellos estamos mi mujer, mi hijo y yo».
El clima marca la temporada. Y, en este sentido, el calor les ha obligado a retrasar, por ejemplo, la fecha de plantación, que se demoró hasta julio; «con los calores, se pierde». No obstante, cree que la campaña será buena. «Esas son las perspectivas. Una vez que pasaron los calores de julio, agosto no fue tan cálido».
LOS DATOS
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Campaña: El 1 de noviembre empezarán a recogerse las coliflores que se plantaron a mediados de julio. En el mes de septiembre terminaron de plantarse las que se cojan en abril. La cosecha de la denominada coliflor de primavera, cuyos ejemplares se prevé que se planten en diciembre, tendrá lugar en mayo o junio.
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Variedades: la primera que se recogerá será la Casper; luego llegarán la Galiote, Omeris, Naruto, Talvena o Alberto
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Producción: 850.000 coliflores, aproximadamente. Las perspectivas para esta campaña son buenas.
Calcula que se habrán plantado unos 850.000 unidades que tendrán el sello de la IGP –la coliflor de Calahorra está amparada desde 2003–, en unas 2.300 hectáreas destinadas a este cultivo en La Rioja Baja. Y, precisamente, esa situación geográfica privilegiada y sus suelos ricos suponen la combinación perfecta para la obtención de este alimento, que está sometido a férreos controles de calidad.
«De momento el tiempo que está haciendo le viene bien a la coliflor, porque lo que quiere es frescura», sostiene Pachi Llorente, que detalla que la primera variedad que va a empezar a cogerse es la Casper. Luego llegarán la Galiote, Omeris, Naruto, Talvena y Alberto. «Nosotros nos quedamos con las mejores y que van bien para vender en fresco». De cada una de esas variedades realizan dos plantaciones; «vamos compaginando una y otra y, por eso, desde noviembre hasta abril, por ejemplo, no paramos de recoger».
Una a una
Pero esa recogida tradicional se complementa con otras técnicas más modernas, con las que se persigue un control mayor de todo el proceso en aras de una mejor protección. De ahí que desde el Gobierno de La Rioja se haya desarrollado un campo demostrativo, con el objetivo de modernizar su modelo productivo y observar sus resultados en comparación con su cultivo tradicional. Igualmente se está realizando un ensayo de viabilidad de diferentes variedades y ciclos de coliflor cultivadas al aire libre.