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Filas en el campo queleño JUSTO RODRÍGUEZ

La campaña de la oliva en La Rioja depende de las próximas semanas

Si llueve con moderación, el volumen de oliva recogida estará en la media de los últimos años (aunque por debajo del pasado). Si no llueve, el fruto puede perder hasta un 30% de su peso y ser una mala cosecha

César Álvarez

Logroño

Martes, 7 de octubre 2025, 08:59

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Siempre se ha dicho que el agricultor vive mirando al cielo y en esa situación se encuentran actualmente los olivareros riojanos. Faltan unas semanas para que comience la recogida de la oliva y lo que pase en los próximos días resultará determinante para ver el rendimiento de sus explotaciones.

En Andalucía ya han comenzado a sonar las alarmas. A pesar de que en primavera llovió, desde entonces las precipitaciones han sido escasas no solo en la zona sur de la Península sino en todo el país, incluida La Rioja, y eso ha hecho que la oliva haya comenzado a arrugarse, síntoma de la deshidratación.

El fruto está en el árbol, y según explica el técnico en olivicultura Emilio Abad, «está claro que la campaña va a ser inferior en volumen a la del año pasado, porque fue muy buena (según las explotaciones, estuvieron entre un 20 y un 50% por encima de la producción media), pero está por ver cómo va a ser más concretamente la que está por venir».

«La campaña estará por debajo de la del año pasado, pero puede quedarse en la media»

Todo va a depender de las precipitaciones que se registren (o no) en las próximas semanas. «Si no llueve, la oliva puede perder hasta el 30% de su peso», señala Abad, «mientras que si asistimos a un otoño normal, entendiendo como tal que haya unas lluvias razonables, no torrenciales, el ciclo seguirá adelante con normalidad y tendremos una campaña que estará en la media de los últimos años».

Este técnico arnedano, asesor de la DOP Aceite de La Rioja, reconoce que la mayoría de los agricultores profesionales, «que son los que mayoritariamente están amparados por la DOP, tienen riego, pero es que lleva varios meses sin llover...».

No vale que en estos próximos días caiga una gran cantidad de agua como ha ocurrido la semana pasada en la cuenca mediterránea (especialmente Cataluña y País Valenciano) o las islas Baleares. «Si ahora llueve mucho, tampoco es bueno porque también pierde calidad», señala y puntualiza: «Lo ideal es que llueva de diez en diez litros. Hace unos días, por ejemplo, cayeron unos 15 litros en la zona de Alfaro y eso le ha venido muy bien a todos los olivos de esa zona».

«Sería bueno que lloviera, con moderación, en los próximos días»

Emilio Abad también reconoce que, en el ámbito olivarero –como en otros tantos agrícolas– existen dos Riojas. «En La Rioja Alta, hay menos olivo. La producción es menor, pero los olivos están mejor porque las condiciones son mejores; por contra, en La Rioja Baja, hay más producción, pero los árboles están expuestos a un mayor sufrimiento».

En estas condiciones, es complicado hablar también de la calidad del aceite que se va a obtener de las olivas que se recojan en La Rioja. «Si no llueve, por ejemplo, la oliva está deshidratada y se puede establecer cierto paralelismo con los vinos verdes; en la oliva aumenta mucho el picor natural que tiene esta».

No habrá que esperar mucho para comenzar a saber qué pasa con las olivas y cómo será el aceite que salga de ellas porque la campaña de recolección comenzará en apenas unos días. Como es habitual, para esas fechas comenzará a recogerse la oliva destinada a la producción de aceites verdes, ese de mayor intensidad y sabor más afrutado.

Un año para profesionales

En cualquier caso, lo que tiene claro Emilio Abad, como técnico en la materia, es que este año ha sido complicado «no solo para la oliva sino para todos los cultivos en general» y que ha sido un año para profesionales del campo que saben bien lo que se hacen.

Varios han sido los obstáculos que han tenido que salvar los agricultores olivareros en sus explotaciones. «Empezamos con el repilo – una enfermedad fúngica causada por el hongo Spilocaea oleagina– y que guarda ciertas similitudes con el mildiu de la viña. Aparecen manchas en las hojas del olivo, y que deriva en la desfoliación del árbol y la consecuente pérdida de recursos y fuerza. Esta enfermedad ya venía de la campaña anterior, cuando había llovido tanto».

Después apareció la polilla, y a continuación el granizo también atacó a las olivas y causó daños. «Lo único positivo de este año ha sido que la mosca del olivo no ha tenido una afección importante porque necesita un clima mediterráneo con 10-12 grados por la noche y, 30 durante el día, pero con humedad, y ahora las noches incluso son más frías pero humedad hemos tenido poca».

Tampoco el comportamiento de todas las variedades ha sido el mismo ante un año que ha tenido sus peculiaridades. «La arbequina, que es la más extendida, ha aguantado bien porque puede con casi todo, por eso es la más extendida. Es una todoterreno con una buena producción», señala Emilio Abad. Además, según comenta, «otras variedades autóctonas como la royuela o la redondilla están bien adaptadas al clima y los suelos, aunque producen menos, y por eso se plantan menos», lamenta el técnico en olivicultura, quien advierte: «Si no cuidamos las variedades locales nos vamos a quedar con ellas. La arbequina es como el tempranillo en el mundo del vino. Es la más extendida porque es la más fácil de sacar adelante, pero de la misma forma que en el mundo del vino ha habido que comenzar a trabajar con otras variedades como el mazuelo o el graciano, porque las perdíamos, eso nos va a pasar con la oliva si no las mantenemos. Las necesitamos para conseguir mantener la diferenciación de nuestro aceite», explica Emilio Abad.

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