Caminar, una buena medicina
Ande todos los días de 30 a 45 minutos y evite el sedentarismo: ganará calidad de vida Está demostrado que la inactividad física es un factor de riesgo coronario
MIGUEL AIZPÚN ESPECIALISTA EN DERMATOLOGÍA Y ALERGIAS.
Martes, 2 de marzo 2010, 10:56
Desde hace 10 millones de años que nos pusimos de pie, ¡lo que hemos andado!. y ¡lo que nos queda! Hoy está absolutamente demostrado que el sedentarismo, la inactividad física, es un importante factor de riesgo coronario. Numerosos estudios epidemiológicos demuestran que las personas que llevan una vida sedentaria tienen una incidencia entre el 35 y el 52 % superior de hipertensión arterial. Es una plaga que se ceba entre la población española, poco dada a mover el esqueleto. Sólo el 12% de los españoles hace algo de ejercicio de forma regular.
Un hábito de ejercicio físico regular y dinámico va a mejorar la función cardiovascular, y una actividad sencilla es caminar. Pero no vale ir de compras donde caminas, te paras, vuelves a caminar. la marcha debe ser un ejercicio cardiovascular, por lo que el ritmo debe ser continuado.
El corazón debe ser el protagonista, pero no el único. También se va a beneficiar el sistema óseo, ya que el ejercicio evita la osteoporosis; también los músculos se mantienen en buen estado, los pulmones mejoran su capacidad respiratoria y realizar actividad física con regularidad reduce el riesgo de sufrir un ictus (accidente vascular cerebral).
Caminemos todos los días un mínimo de 30 a 45 minutos. Luego cada persona adaptará su ejercicio a su edad, su salud y aficiones. Lo importante es hacer ejercicio y evitar la vida sedentaria. Una persona es físicamente activa si realiza al menos tres sesiones semanales de media hora de ejercicio, sean visitas al gimnasio, la piscina, el polideportivo o simples caminatas a paso vivo.
Caminar es un ejercicio físico que no tiene contraindicaciones y mejora la calidad de vida, así que es recomendable para todo el mundo. Pero especialmente para hipertensos, diabéticos, obesos, personas que han sufrido un infarto, personas de edad, etc. Lo importante es caminar y conseguir que se convierta en una actividad placentera.
El ejercicio físico favorece el control del estrés y de la tensión emocional, y ayuda a conciliar el sueño. Es la medicina más barata, con más indicaciones y menos efectos secundarios. Sepan, además, que oír música mientras se realiza ejercicio suave proporciona a la mente un incentivo cognitivo. Esta actividad tan simple no sólo mejora la función respiratoria, el sistema vascular y pone a punto el sistema inmune, sino que además incrementa la fluidez mental.
La obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo, la hipertensión o el colesterol elevado son conocidos factores de riesgo cardiovascular. Todos estos factores se van a corregir con unos hábitos de vida saludable donde el ejercicio físico va a ser fundamental. Si no le gusta a usted caminar, tiene otras muchas posibilidades: la natación, el tenis, el esquí, el golf, el ciclismo, etc., pero no haga 'sillonbol', ¡muévase!, es la mejor medicina para su salud, sobre todo si va acompañada de una alimentación sana y equilibrada, no fumar, consumir alcohol con moderación (una o dos copitas de Rioja al día) y pensar en positivo.
Y, si usted no hace ejercicio de forma regular, lo primero que debe hacer es ponerse en contacto con su médico de familia o un médico deportivo, que le indicará el ejercicio adecuado.
Los países industrializados se gastan miles de millones en aplicar caros tratamientos que palien los estragos de las enfermedades crónicas y frenen los factores de riesgo derivados de unas pautas de vida absolutamente poco recomendables, desde el punto de vista de la salud.
Pero no olvidemos que se obtendrían mayores beneficios si parte del esfuerzo se destinase a promover hábitos de vida sanos que previnieran estas patologías en individuos de todas las edades. Hay que buscar programas que estimulen a los jóvenes y mayores a tener una vida más activa, favoreciendo el acceso a instalaciones deportivas.
En definitiva, no olvidemos nunca aquel eslogan publicitario que decía: «Quien mueve las piernas mueve el corazón».