«El mercado exterior es muy atractivo, pero existen barreras inesperadas»

La conservera Juker de Pradejón suma su quinto año de trayectoria, poniendo en el mercado conservas de calidad con sello riojano. En su participación en la Misión Inversa realizaron un total de once entrevistas con importadores, «sobre todo de Europa», y dos de ellos visitarán las instalaciones riojabajeñas para reconocer su forma de trabajar la conserva.

¿Qué valoración hace de esta acción comercial?

Sin duda positiva porque de otro forma sería imposible tener tantas entrevistas en tan poco tiempo y con importadores de tantos lugares diferentes. De afrontar por nosotros mismos semejante acción nos llevaría mucho tiempo además de muchos costes en desplazamientos, hoteles... De ahí que sea una oportunidad de lo más rentable.

¿Y qué importancia tiene dentro de su proceso de internacionalización? ¿En qué punto se encuentran?

Somos una empresa de reciente creación. Debemos tener en cuenta que solo llevamos cinco años de trayectoria. Y por tanto, nos estamos dando a conocer sobre todo en el mercado nacional donde ya empezamos a tener un mercado interesante. Y nos estamos empezando a fijar en el exterior porque es lo que todo el mundo hace y por donde sabemos que pasará nuestros futuro. Ya estamos en algunos países. Y queremos seguir creciendo. La exportación es muy atractiva, pero requiere de mucho esfuerzo como estamos observando.

¿A qué tipo de esfuerzo se refiere?

Nuestros productos gustan. Pero nos estamos encontrando con una cuestión determinante. Y es que en otros mercados, por ejemplo, no saben usar una alcachofa, por muy buena que sea, o un buen caldo de pollo... Por ejemplo, en Francia los garbanzos solo los usan en frío, y aquí sin embargo es al contrario. Son barreras que van más allá de la calidad del producto. Hay que enseñar a consumirlo.