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«No es fácil que las relaciones vuelvan a su cauce, pero no es imposible»

«No es fácil que las relaciones vuelvan a su cauce, pero no es imposible»

«Denunciar a un hijo es muy duro porque tiene muchísimas implicaciones»

C.N.

Sábado, 5 de noviembre 2016, 19:30

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«No sé si existe alarma social o es que los agentes implicados nos estamos dedicando a visibilizar más esta problemática que antes se resolvía de puertas para adentro». Quien así se expresa es Ana Calvo, psicóloga y directora del programa de Medidas Judiciales de Pioneros, desde donde asegura que no pueden afirmar que existe un repunte de casos. De hecho, desde que en el 2012 se creó el recurso específico Re-encuentro, para dar respuesta a estas situaciones de conflicto familiar impartido en régimen abierto, tratan un promedio anual de 15 casos, que son derivados del Juzgado de Menores a los que les han impuesto una obligación de terapia familiar.

El proceso para que las relaciones vuelvan a su cauce «no es fácil, pero no es imposible», comenta. Su forma de trabajar, según explica Laura Sierra, psicopedagoga del programa Re-encuentro, «se basa en creer en las potencialidades y en los recursos que tienen las familias para salir adelante, porque sólo creyendo que son capaces podemos facilitarles el camino para alcanzar su objetivo».

«Denunciar a un hijo es muy duro porque tiene muchísimas implicaciones -explica Ana Calvo-, desde sentirte fracasado como padre, a sentirte incompetente y llegar a pensar que la relación con tu hijo no se puede recuperar», explica Ana Calvo. Además, se señala al hijo como el responsable de restituir la relación familiar cuando la restitución pasa porque todos tienen algo que cambiar.

A entender de Calvo, en los casos de violencia de hijos a padres no hay sólo una causa y un efecto sino una serie de elementos conjugados, aunque es cierto que los menores suelen tener conductas de riesgo, dificultades de adaptarse a la norma y, en algunos casos, consumo. A nivel familiar es habitual cierta confusión en el ejercicio del rol. Una madre igual deja de ser más una madre y es más una amiga, se confunden los planos, las visiones a la hora de poner límites, la figura de la autoridad se ve comprometida en esas coyunturas. También puede existir una historia de violencia previa, suele haber fracaso escolar y en muchos casos coincide con el cambio de etapa educativa. En definitiva, «es un fenómeno multicausal y el perfil de las familias muy heterogéneo».

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