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I OLIVIER RIVIÉRE I ENÓLOGO

«Con la garnacha de las zonas frías y altas se pueden hacer grandes cosas»

Un joven francés se asienta en Cárdenas como un genuino elaborador de los vinos de 'garaje' con uva de viñas viejas

C. SOMALO

Domingo, 9 de diciembre 2007, 02:02

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En Cárdenas, la pequeña localidad que abre el valle del río del mismo nombre, le llaman 'el francés'. En una sociedad rural y pequeña, en la que la agricultura sigue siendo el principal elemento productivo, la presencia de un foráneo no puede pasar desapercibida. Olivier Rivière, nacido en Cognac (Francia), estudiante en Burdeos y formado en Borgoña, aterrizó en Cárdenas después de un tiempo trabajando para una conocida bodega de Rioja Alavesa. Casualidad o no, el joven Olivier ha redescubierto el valor de los viejos viñedos del terruño, de las variedades más tradicionales de la zona, y ha iniciado su aventura vitivinícola como un nuevo 'garajista'.

- ¿Qué hace un francés en La Rioja?

- Estaba trabajando para una bodega. Luego me casé y decidí empezar algo mío.

- ¿Y antes?

- Estudié en Burdeos y trabajé en Borgoña. Luego quería ver otras cosas y me vine para aquí.

- Un francés en Cárdenas es como ET...

- Ja, ja... Pasa en todos los pueblos pequeños. Eso fue casualidad. Cuando quise empezar buscaba uva ecológica y encontré a un señor que me hizo conocer a su cuñado. Llegamos a un acuerdo y así llegué a Cárdenas. Aquí comencé a estudiar la zona porque para mí es muy desigual y busqué las viñas viejas en laderas.

- No ha sido mala elección. Por la zona hay algunas de las viñas más viejas de La Rioja...

- Sí, sí. Pero para mí también es un reto. Me gusta la garnacha de la zona límite de cultivo, de la zona más alta y más fría. Yo creo que se pueden hacer grandes cosas.

- Hay garnacha y, también, viura vieja y mazuelo...

- Sí, también hay uva vieja. El blanco todavía no lo tengo bien definido pero ya he empezado y todavía estoy buscando cosas.

- También es tierra de claretes...

- Ya he empezado, pero sigo con las mismas, buscando.

- Imaginamos que hay pruebas de todo, de viñedos y hasta de barricas para encontrar algo propio que te defina...

- Pues de momento tengo muy poca barrica, y, desde luego, nueva, no me gusta. Lo primero que busco es exprimir lo que tiene el suelo, los minerales del suelo. Yo trabajo todo con madera, pero que no se imponga sobre la uva.

- El blanco, cuando menos, es 'raro'. Hay un componente clásico y otro muy... ¿borgoñón, se puede decir?

- Todos los blancos que había catado, aparte de los de López de Heredia, no son vinos que me gustan.Hay muchos vinos que me parecen ¿acuosos, se dice? Por eso, lo que intenté el año pasado fue coger una uva muy madura, prensé y lo dejé once meses en barrica. Hizo la maloláctica para darle más volumen y tal vez tiene mejor boca que nariz. Pero yo intento sacar todo lo que se puede de la viura en Rioja. Así que ya veremos...

- En cualquier caso no es muy típico de aquí. Es un vino con un paladar fino, potente, con peso y uva muy madura...

- Es una viura de 14.5. Tiene cinco o seis meses en barrica...

- Sin embargo, es de trago largo, fácil, fresco...

- Sí, es así. Yo creo que es la manera de trabajar. Pero es la uva. Yo soy muy poco intervencionista. Siempre estoy muy encima pero para sacarle lo que da la tierra y la uva interviniendo lo menos posible. Ya sé que tiene buen trago, pero es el suelo el que le da esta acidez y el equilibrio.

- Además, tiene un toque borgoñón...

- Yo estudié en Burdeos pero me crié en el vino en Borgoña... Y que se note un poco puede ser un ¿defecto?

- Para nada. Sin embargo, estamos en una zona en la que hay años espléndidos y otros que no madura bien la uva...

- Yo lo que intento es hacer un vino que me pida la uva, y con el blanco quiero darle un poco más de nariz.

- ¿Y con el tinto?

- Hago dos tintos. Pero si no me dan las uvas lo que busco no lo hago, como ha pasado. Uno tiene el 70 por ciento de garnacha y el 30 por ciento de tempranillo de viñas que tienen más de 60 y 80 años. El otro es de 50 tempranillo, 35 garnacho y el resto, graciano.

- Los aromas son muy identificables con los vinos de siempre de la zona...

- De eso se trata, de que reflejen el terruño.

- Usted es lo que se llama un garajista...

- Podría ser. Estoy empezando y estoy contento aunque esto, todavía no me da de comer...

- Sí, pero tampoco es nuevo cuando llega al vino...

- Venía de Borgoña y tengo contactos de amigos y con otras personas del extranjero. Sabía que tenía una salida. Por eso mi cliente más fuerte es Japón; después, Estados Unidos, Bélgica, Irlanda...

- ¿Y la percepción que tienen de sus vinos?

- Estando en La Rioja se dan cuenta que no es un clásico pero tampoco es un vino moderno. Es algo intermedio. Pero en el mercado en el que me muevo están gustando. Reflejan muy bien los pagos, son muy minerales, y la garnacha de una zona más húmeda y fría, es más fina...

- Podríamos decir que es el gran reto de su carrera...

- Vine aquí, me casé y claro. Para mí es un reto, es más difícil hacer cosas fuera que en casa. Poco a poco...

- Desde luego, este año en la zona no ha sido nada fácil...

- Ha sido muy complicado. Con una producción limitadísima estoy convencido de haber sacado la mejor uva del pueblo. Pero claro, hay que llevar las cosas hasta donde uno cree conveniente aunque muchas veces te digan que eres un chalado.

- En cualquier caso estamos en una zona especial, con viñas viejas, buen material, y grandes posibilidades...

- Yo estoy convencido de que es así. Trabajando y haciendo las cosas bien, seguro.

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